Tras su victoria sobre los pompeyanos en Farsalia, Cayo Julio César salió en persecución de su líder, Cneo Pompeyo Magno, hacia el Helesponto y a Egipto.
El marino, asustado al ver a César, lo hizo, acrecentando la leyenda de la buena suerte del general.
[5] Rápidamente Farnaces marchó con su ejército por la costa del Pontus Euxinus sobre Cólquida, Capadocia y Armenia Parva, conquistándolas fácilmente.
[5] Los emisarios volvieron con la noticia que Farnaces había abandonado Capadocia pero seguía en Armenia, reclamándola como herencia de su padre.
El general romano respondió terminando su fortificación y desplegando parte de sus hombres en las trincheras,[11] juzgando que ya le era imposible retirarse con seguridad.
Dispuso a la XXXVI legión en el ala derecha, la póntica en la izquierda, en el centro las de Deyótaro y dejó algunas cohortes como reserva.