Hidalgo, decidió nombrarlo lugarteniente y lo comisionó para que este operara en el sur, que tenía el Puerto de Acapulco como plaza más importante.
José María Morelos, que había avanzado sobre puntos críticos de Acapulco, denominados Veladero, Pie de la Cuesta, Marqués y Las Cruces, optó por retirarse a Veladero mientras los realistas copaban El Aguacatillo.
De la violenta arremetida, que persistió todo el día, solo provocó París veinte bajas en el bando rebelde, a cambio de 40 que alcanzaron a ser contadas de su ejército, pues se presumió entonces que las tropas españolas pudieron haber enterrado otros cuerpos para disimular la magnitud de la derrota.
Al final del combate, los prisioneros realistas se pasaron a las filas insurgentes de Morelos.
A pesar de la victoria insurgente obtenida en Tres Palos, Morelos no logró tomar el puerto de Acapulco porque el artillero español José Gago, quien había recibido dinero insurgente para que éste entregara la plaza traicionó a los rebeldes.