En el año 1388 se lidiaron dos toros en honor al Duque de Borbón, también hay datos sobre la lidia de reses el año 1401 y las referencias aumentan conforme se avanza en el siglo XV.
En el siglo XVI, concretamente en 1528, se produjo la primera exportación de vacunos navarros a tierras mexicanas.
[6] Pocos años después los misioneros españoles llevaron también vacunos navarros a Ecuador, aunque en este caso su intención fue su utilización como animales de guarda y defensa, para evitar los robos en los huertos y tierras colindantes con las misiones.
Durante este periodo se realizaron varias ventas de ganado a Joaquín Zalduendo, Felipe Pérez Laborda y Juan Antonio Lizaso, que junto con Lecumberri constituyeron los cuatro lotes principales de casta Navarra.
Aunque posteriormente fue Carriquiri quien alcanzó mayor fama y reconocimiento histórico en su faceta ganadera.
[9] Antonio Lecumberri Virto se hizo cargo de la ganadería desde 1756 hasta 1774, cuando la vendió a Francisco Javier Guenduláin.
Tadeo Guenduláin se asoció con el banquero, industrial y político pamplonés, Nazario Carriquiri, quien posicionó a la ganadería entre las más importantes y quedó como único propietario con la muerte de Guenduláin.
[7] En el siglo XVIII Joaquín Zalduendo adquirió vacas y sementales de Antonio Lecumberri.
Posteriormente incorporó animales procedentes del Pirineo, criados en estado salvaje y bastante agresivos.
[18] Debido a los resultados obtenidos y probados, diferentes investigadores han estudiado el verdadero origen histórico de la agrupación bovina autóctona del Valle del Ebro, de modo fenotípico y genotípico.
[22] Por una parte, las reses de casta Navarra han respondido a un prototipo morfológico muy característico.
También son frecuentes las pintas castañas, mientras que las negras y tostadas se aprecian con menos asiduidad.
Los accidentes de color que acompañan a estas capas son el albardado, aldinegro, anteado, chorreado, lavado, ojo de perdiz, ojalado, ojinegro, bociblanco, bocidorado, listón y lombardo.
[7] A principios del siglo XX dejó de lidiarse el ganado navarro, debido a las grandes dificultades que planteaban las reses durante la misma y la imposibilidad de adaptarse al toreo moderno.
En cambio, debido a estas características tienen menos duración en la plaza de toros.