Es una clasificación que no tiene en cuenta el tiempo, sino el lugar de llegada a meta.
Los ciclistas recibían puntos en función a su clasificación en la etapa, y el que conseguía menos era el líder de la carrera.
En 1912 se volvió al sistema de contabilizar el tiempo, todavía vigente en la actualidad.
Se escogió el color verde porque el patrocinador era una marca de cortacéspedes.
Los puntos son otorgados a los ciclistas en función del lugar en que cruzan la línea de meta o la línea del esprint intermedio, así como a los ciclistas con el mejor tiempo en la o las pruebas de contrarreloj individual.