Concepción marxista del Estado

El Estado burgués no puede ser defensor de los intereses generales, ya que éstos se oponen a los de la propiedad privada, sin cuya abolición nunca habrá una genuina "emancipación humana".

En un principio, por medio de la simple división del trabajo, la sociedad se creó los órganos especiales destinados a velar por sus intereses comunes.

[4]​ Luego la abolición de la propiedad privada lleva a la desaparición del Estado, y por consiguiente las clases sociales.

[5]​ Vladimir Lenin enfatiza este aforismo, pues señala el carácter gradual del proceso y su espontaneidad.

Para distinguir la doctrina inicial de las corrientes derivadas, al marxismo propuesto por Marx y Engels se ha denominado históricamente como socialismo científico.

Este pensamiento pretende llegar a un gobierno de la clase trabajadora (socialismo) que derroque al poder burgués, para llegar a una segunda fase (comunismo), donde no existan clases sociales.

Era ya conveniente conseguir más fuerza de trabajo, y la guerra la suministró: los prisioneros fueron transformados en esclavos.

Dadas todas las condiciones históricas de aquel entonces, la primera gran división social del trabajo, al aumentar la productividad del trabajo, y por consiguiente la riqueza, y al extender el campo de la actividad productora, tenía que traer consigo necesariamente la esclavitud.

Con la aparición del feudalismo, las condiciones de los más explotados se modifican en cierta forma.

Con el desarrollo del comercio, en la sociedad feudal, aparece una nueva clase social, la capitalista, «una minoría insignificante de la población, que dispone íntegramente de todo el trabajo realizado por el pueblo y, por consiguiente, tiene a sus órdenes, oprimiéndola y explotándola, a toda la masa de los trabajadores» y en la que nos encontramos actualmente.

Para la doctrina marxista, los conceptos de propiedad y Estado están íntimamente relacionados, pues según Marx y Engels, «el gobierno del estado no es más que la junta que administra los negocios comunes de la clase burguesa».

Esto también ocurrió con el Estado:La sociedad crea ciertas funciones comunes, de las que no puede prescindir.

Por excepción, en algunos períodos las clases en lucha están tan equilibradas que el poder del Estado, como mediador aparente, adquiere cierta independencia momentánea respecto a una y otra.

[16]​ Lenin ahonda más en esa función como máquina represiva que tiene el Estado, «mientras exista la propiedad privada, vuestro Estado, aunque sea una república democrática, no es otra cosa que una máquina en manos de los capitalistas destinada a aplastar a los obreros, y cuanto más libre sea el Estado, con tanta mayor claridad se manifiesta este hecho».

No representa importancia que las citadas instituciones formen parte de la esfera privada, ya que privado-público se refiere únicamente al derecho burgués, no siendo el Estado ni público ni privado, sino simplemente, el Estado de la clase dominante.

[19]​ Aunque Engels introdujo por primera vez la idea de la desaparición del Estado, atribuyó el concepto subyacente a Karl Marx, y otros teóricos marxistas, incluido Vladimir Lenin, lo ampliarían más tarde.

En palabras de Pablo Iglesias (fundador del PSOE): «La clase obrera no puede conquistar el poder político sin arrebatárselo a la burguesía y cuando lo haya conquistado expropiará económicamente a esta en beneficio de toda la sociedad.

En la Revolución francesa cuando se produjeron los primeros virajes reaccionarios (la reacción termidoriana), los peores parados de la dulcificación de la revolución fueron los sans culottes, el equivalente del Antiguo Régimen del actual proletariado.

Esta «nueva» ideología no es más que la vuelta al reformismo «de toda la vida».