[2] Durante su desarrollo, hubo un conflicto abierto entre la delegación soviética y los intelectuales occidentales, algunos de los cuales abandonaron la asamblea en protesta.
[1] La propuesta de convocar este Congreso comenzó a fraguarse tras el final de la Segunda Guerra Mundial, con el escenario preparado para la siguiente etapa político militar que vendría con la Guerra Fría, con la tensión entre los Estados Unidos, que había realizado sus primeras pruebas atómicas con armas nucleares, y la Unión Soviética.
En Moscú interesaba unir a las naciones en defensa de la paz y elaborar un frente común con tantos aliados potenciales como fuera posible.
[3] En 1947, intelectuales franceses de izquierda, incluidos Frédéric Joliot-Curie y Paul Éluard, publicaron un manifiesto en el que pedían medidas efectivas para desarmar a Alemania y pidieron a la comunidad intelectual internacional que lo apoyara.
Entre los asistentes internacionales destacaron Irène Joliot-Curie, Pablo Picasso, Julian Huxley, Georg Lukács, Fernand Léger, Roger Vailland, Salvatore Quasimodo, Paul Éluard, Martin Andersen Nexø, Julien Benda, Bertolt Brecht,[8] Graham Greene o Jean Bruller.
[1][3] Se dudó de si el poeta francés Louis Aragon llegó a asistir, pues las fuentes son contradictorias al respecto.
También acudió una delegación episcopal al Congreso, hecho que fue silenciado a los medios de comunicación.
Más tarde, el escritor y ministro de Cultura de la RDA, Johannes R. Becher, dijo Johannes Becher , dijo: Iré a Breslavia, pero no a Breslavia, haciendo hincapié en la diferencia entre la ciudad polaca y la Universidad, centro del Congreso, en la misma urbe.
Según el correspondiente británico Olaf Stapledon, la esencia del conflicto entre la Unión Soviética y los Estados Unidos no consistió en la lucha del comunismo contra el capitalismo, sino de la separación abisal entre la cultura de ambos bandos.
Esta crónica, severamente criticada por la delegación soviética, fue requisada y censurada, evitando su difusión en los medios posteriormente.
[5] The New York Times calculó que Taylor fue el único en abogar por la libertad detrás del Telón de Acero, expresión acuñada por Winston Churchill.
[11] Cuando los exponentes occidentales respondieron a los soviéticos, Fadiejew se quitó ostentosamente los auriculares para no escucharles.
La delegación soviética, que preparó la resolución, se vio obligada a hacer concesiones de gran alcance.
[3] Maria Dąbrowska escribió que el Congreso era sólo una "prueba de que Rusia aún no tiene una bomba atómica, y por lo tanto se esfuerza por movilizar a todas las fuerzas [...] para romper la preparación de la guerra en todos los países excepto el propio".
El resultado de la diversidad política del Congreso finalmente no fue aceptada ni asimilada por las autoridades comunistas.