Por tanto esta comunicación debe superar las teorías funcionalistas.
[2] Como escenarios para la participación, contamos hoy en día con la web 2.0 y las redes sociales, ecosistemas infocomunicativos que dan lugar al desarrollo de la inteligencia colectiva, la interactividad y la arquitectura de la participación.
“La ciudadanía, para Manuel Castells (1998)[3] es una gran mente interactuante o una webactora en términos de Pisani y Piotet (2009)[4] con capacidad para crear dentro del espacio digital su propia información y su propio estilo comunicativo”.
En el ámbito social, como indica Geilfus (2002), “la experiencia sugiere que la mayoría de esfuerzos colaborativos exitosos han estado fundados en procesos participativos y en procedimientos democráticos”.
Además, se verifica que la participación en un proyecto es dinámica, no es un estado fijo, ya que los miembros participantes se involucran más o menos en distintos momentos del proceso de desarrollo.