Decadencia bizantina

Al mismo tiempo, el Imperio perdió sus últimos territorios italianos ante el avance del Reino normando de Sicilia, y tuvo que hacer frente a numerosos ataques contra sus posesiones en los Balcanes.

Aunque un puñado de Estados bizantinos pudieron sobrevivir y acabaran recuperando Constantinopla en 1261, el Imperio había quedado severamente debilitado.

En conjunto, estos tres emperadores fueron capaces de restaurar parcialmente la fortuna del Imperio, pero nunca llegaron a deshacer el daño causado por los conflictos del siglo XI ni de recuperar las fronteras anteriores a 1071.

La desintegración del tradicional sistema militar bizantino, basado en themas, jugó un papel en su declive.

Ya en épocas tan antiguas como la invasión de África por Belisario, se utilizaban soldados extranjeros en las guerras.

Durante el siglo XI se produjo un incremento de las tensiones entre las facciones cortesana y militar.

[5]​[6]​ Hasta mediados del siglo XI el imperio había sido controlado básicamente por líderes militares como Basilio II y Juan I Tzimisces,[7]​ aunque la crisis sucesoria que siguió a Basilio II provocó el aumento de la incertidumbre en el futuro de la política.

[9]​ La dependencia de la intervención militar y financiación extranjera por motivos políticos, continuó incluso durante la Restauración Comnena, con Alejo I contratando mercenarios turcos en las guerras civiles que le enfrentaron a Nicéforo III.

En esta época era común que los emperadores buscaran financiación de Venecia, Génova, y los Turcos.

[11]​ Génova obtenía 200.000 hyperpyra anuales por este concepto, mientras que Constantinopla recibía tan solo unos 30.000.

El emperador Miguel VIII Paleólogo firmó una unión con la Iglesia católica en el siglo XIII con la esperanza de evitar un ataque desde Occidente, pero la medida no tuvo éxito.

En la cuarta sesión se concluyó el acta de unión,[13]​ aunque la muerte del Papa Gregorio hizo que no llegaran las ganancias esperadas.

[14]​ Mientras que la unión tenía detractores en todos los niveles de la sociedad, era especialmente rechazada por las clases populares, dirigida por los monjes y los partidarios del depuesto patriarca Arsenios, conocidos como arsenitas.

Incluso funcionarios imperiales fueron tratado con dureza, y se decretó la pena de muerte por simplemente leer o poseer folletos contra el Emperador.

Los arsenitas encontraron amplio apoyo en las provincias anatolias, y Miguel respondió con crueldad: según Vryonis, "Estos elementos fueron apartados del ejército o de lo contrario, alienados, se unieron a los turcos".

[17]​ Otro intento de expulsar a los turcos del valle del Menderes en 1278 tuvo un éxito limitado, pero Antioquía de Menderes estaba irremisiblemente perdida y cuatro años más tardes se perederían tambiénTralles y Nyssa,.

Constantinopla se había convertido propiamente en un Estado cruzado, conocido como Imperio latino en la historiografía, pero desde siendo una frankokratia o "poder Franco" desde el punto de vista griego.

Como consecuencia, la posición bizantina en la zona se vio debilitada, lo que llevó a la pérdida total de los territorios asiáticos en 1338.

Su primer líder destacado fue Osmán I Bey, que consiguió unir a los guerreros Ghazi y se hizo con un dominio ubicado al noroeste de Asia Menor.

Mapa de los cambios en las fronteras del Imperio bizantino. Las fechas representadas son: 476 ( caída del Imperio romano de Occidente ; en Oriente, Basilisco depuesto y Zenón restaurado), 550 (reclamaciones de Justiniano I sobre Occidente; Reino ostrogodo de Italia ), 717 (reinado de León III ; 2.º asedio árabe de Constantinopla ), 867 (comienzo del reinado de Basilio I ), 1025 (muerte de Basilio II ; comienza el mandato de Constantino VIII ), 1095 ( Alejo I Comneno pide ayuda a Occidente contra los turcos selyúcidas ), 1170 (alianza entre Amalarico I de Jerusalén y Manuel I ), 1270 (reinado de Miguel VIII ), y 1400 (final de las guerras otomano-bizantinas ).
Juan VI Cantacuceno preside un sínodo del clero ortodoxo en 1351. A pesar del retorno a la ortodoxia después de 1282, Bizancio fue incapaz de restaurar la armonía. Juan VI abdicó en 1354; la guerra civil con Juan V Paleólogo debilitó al Imperio