Los diferentes casos se expresan mediante un sufijo (o morfema gramatical) añadido a la raíz de la palabra.
El latín heredó seis de los ocho casos gramaticales originales del protoindoeuropeo: el nominativo, el vocativo, el acusativo, el genitivo, el dativo y el ablativo.
[5] Sin embargo, el acusativo también puede tener otras funciones: El genitivo marca, generalmente, el complemento del nombre de un sustantivo.
Sin embargo, el genitivo también puede tener diversas otras funciones: El dativo marca, generalmente, el complemento indirecto de un sustantivo.
El ablativo latino unifica tres casos presentes en el antiguo indoeuropeo: el separativo, el instrumental y el locativo.
[17] El sincretismo, un fenómeno lingüístico en el que dos o más valores morfosintácticos comparten la misma terminación,[18] es habitual en el latín.
El nominativo, vocativo y acusativo de las palabras neutras en plural siempre acaba en -a, con algunas excepciones (algunos pronombres demostrativos, relativos y similares; en estas formas, el plural neutro tiene la misma forma que el nominativo singular femenino).
[19] El acusativo singular siempre acaba en una vocal corta seguida de -m, excepto en algunas palabras neutras con raíces inusuales.
Cuando se utiliza el locativo, es idéntico al ablativo en la cuarta y quinta declinaciones.
El latín tiene cinco declinaciones diferentes, que se distinguen principalmente por la terminación ¿del tema?
Sin embargo, la evolución del latín ha provocado cambios fonéticos en la terminación de algunas palabras, haciendo que el nominativo por sí solo no siempre sirva para determinar a que declinación pertenece una palabra en concreto (por ejemplo, saltus, "salto").
Para construir el nominativo, las palabras con una raíz acabada en oclusiva no añaden ninguna desinencia si son de género neutro.
[24] Por ejemplo os, oris ("boca") Los sustantivos con nominativo en -us y genitivo en -eris u -oris son neutros en la gran mayoría de casos.
Para conocer el tema de estas palabras no hace falta fijarse en el nominativo, sino en el genitivo.
Por ejemplo, para encontrar la raíz de pontifex, pontificis ("pontífice"), se sacaría la desinencia -is del genitivo, dando como resultado el tema pontific-.
Estos adjetivos también tienen el ablativo singular en -i para que no se confunda con el nominativo, vocativo o acusativo del neutro.
[26] Un segundo conjunto de adjetivos presenta una forma idéntica para los tres géneros en el nominativo y vocativo singulares.
Estos adjetivos se enuncian con las tres formas: acer, acris, acre ("agrio").
[3] Hace falta destacar el sustantivo domus ("casa"), que ha heredado una declinación compleja del antiguo indoeuropeo.
Aunque en latín se podía escribir como una única palabra (respublica), a la hora de declinarla, el sustantivo y el adjetivo se flexionaban por separado:[29] Como en otros idiomas, en latín los demostrativos sirven por indicar la distancia temporal o espacial entre el orador y algo.
También, como en otras lenguas románicas, en latín los demostrativos pueden tener una función de sujeto (refiriéndose a un sustantivo que ya ha sido mencionado antes o que es conocido por todos los interlocutores) o de complemento adjetival.
Como en castellano, el uso del demostrativo puede tener un valor despectivo: Cum esset iste Agrigenti [...] ("Estando este [Verres] en Agrigento [...]").
El superlativo latino se forma añadiendo la terminación -issimus, -issima, -issimum a la raíz del adjetivo.
[31] Una excepción son los adjetivos acabados en -er, que utilizan las desinencias -errimus, -errima, -errimum (un vestigio de esto en el castellano es el superlativo "wikt:paupérrimo").
Por su propia naturaleza,[nota 9] los numerales no se declinan por número, sino únicamente por género y caso.
Por otro lado, el número cien (100) es indeclinable, pero sus compuestos (doscientos, seiscientos, mil novecientos, etc.) se declinan igual que los adjetivos en -us, -a, -um.
Son idénticos a los pronombres indefinidos, de los cuales solo se diferencian por la entonación interrogativa.
En castellano, esta idea se expresa con los demostrativos "este", "esta", como por ejemplo en la frase "El gato atrapó a la rata cuando esta estaba distraída".
Algunos nombres de la segunda declinación existen en neutro y en masculino, pero conservan el mismo significado.
También se pueden observar que ambas terminaciones dependen del campo semántico, como por ejemplo antennas y antennae, donde el sufijo regular hace referencia a la antena de un aparato (normalmente en el habla cotidiana) y el préstamo del latín hace referencia a la antena de un animal (en el campo semántico de la biología, normalmente en un ámbito científico).