La diócesis de Asís-Nocera Umbra-Gualdo Tadino (en latín: Dioecesis Assisiensis-Nucerina-Tadinensis y en italiano: Diocesi di Assisi-Nocera Umbra-Gualdo Tadino) es una circunscripción eclesiástica de la Iglesia católica en Italia.
Todos los lugares relacionados con él han sido conservados o transformados en santuarios.
La atribución de los obispos Basilio y Deodato a Asís es incierta.
Aventio, el primer obispo confirmado históricamente hacia mediados del siglo VI, intercedió ante Totila en favor del pueblo de Asís, evitando que la ciudad fuera saqueada por el ejército ostrogodo que marchaba contra Roma.
[2] El obispo Ugo (1029-1052) trasladó la catedral a la iglesia de San Rufino, que él mismo había mandado construir en lugar del pequeño oratorio donde se veneraban los restos del santo.
[3] A principios del siglo XIII, en Asís surgió la orden religiosa fundada por san Francisco y la rama femenina, las monjas clarisas, reunidas en torno a santa Clara.
Según el privilegio concedido por el papa Inocencio III al obispo Guido I en 1198, considerado sin embargo una falsificación,[4] en aquella época «el territorio diocesano comprendía las actuales comunas de Asís, Bastia Umbra, Cannara, Bettona, Valfabbrica y una pequeña parte de las comunas de Gualdo Cattaneo y Bevagna».
[2] Durante la ocupación alemana, el obispo Giuseppe Placido Nicolini escondió y protegió a más de 300 judío.
Del 5 al 9 de septiembre de 1951 Asís fue sede del XIII Congreso Eucarístico Nacional Italiano, en el que asistió como legado papal el cardenal Ildefonso Schuster.
[7] En el siglo IV o V se erigió la diócesis de Tadinum.
Según la tradición, la evangelización del territorio se atribuye al obispo san Feliciano de Foligno.
De esta antigua sede se conocen dos obispos: san Facondino, que se identifica[8] con el obispo del mismo nombre que, según el testimonio de Atanasio de Alejandría, se adhirió, aunque no participó, a las decisiones del Concilio de Sárdica (343/344); y Gaudenzio, que participó en el Concilio Romano convocado por el papa Símaco en 499.
En la primera mitad del siglo XIII la sede de Nocera fue ocupada por el santo obispo Rinaldo, cuyo culto se extendió pronto por toda la diócesis de la que fue proclamado patrono.
La iglesia de San Benedicto, que ya el papa Pío IX había elevado al rango de colegiata, pasó a ser catedral honoris tantum causa, es decir, como título puramente honorífico.
[14] En 1980 fue elevada a basílica menor por el papa Juan Pablo II.
[15] Durante la guerra, la diócesis vivió momentos de dificultad y enfrentamientos entre las diversas facciones políticas.