[5] El relieve es muy variado, desde llanuras casi perfectas situadas al nivel del mar sobre albardones en grandes humedales, hasta altas laderas Andinas y Subandinas, pasando por áreas onduladas, serranas, etc.
[8][9] Durante el Holoceno temprano (10 000 a 8000 años AP) luego de la última gran glaciación, el clima comenzó a tornarse más húmedo, por lo que la flora selvática encontró otra vez condiciones favorables para expandirse sobre los territorios ocupados por los BSEN,[10] y como contraparte, esta flora adaptada a condiciones semiáridas, al no encontrar un escenario climático favorable, se retrajo, siendo mayormente sustituida hasta la actualidad por la vegetación siempreverde, favorecida por la prolongación del ciclo húmedo.
En las clasificaciones tradicionales (por ejemplo, la de Ángel Lulio Cabrera)[12][13] las unidades que lo integran eran ubicadas en otros dominios fitogeográficos: en el chaqueño o en el amazónico, con los cuales guarda alguna relación, siendo una transición entre ambos.
Otras especies características de los BSEN son: el urunday (Myracrodruon urundeuva = Astronium urundeuva),[14] el mamón del monte (Carica quercifolia), el tala gateador (Celtis iguanaea = C. pubescens), los timbóes colorado (Enterolobium contortisiliquum) y blanco (Albizia inundata), el viraró (Ruprechtia laxiflora), el quebracho brasileño (Schinopsis brasiliensis), el fumo bravo (Solanum granulosum-leprosum), el ibirá pitá (Peltophorum dubium), el seibo rosado (Erythrina dominguezii), el ombú (Phytolacca dioica), las tipas blanca (Tipuana tipu) y colorada (Pterogyne nitens), el mataojos colorado (Pouteria gardneriana), los lapachos amarillo (Tabebuia aurea) rosado (Handroanthus impetiginosus) y negro (Handroanthus heptaphyllus), el guaraniná (Sideroxylon obtusifolium), el palo rosa (Aspidosperma polyneuron), el guayubirá (Patagonula americana = Cordia americana), el peteribí (Cordia trichotoma), el guayaibí amarillo (Terminalia triflora), el roble (Amburana cearensis), el manduvirá (Geoffroea spinosa), la espina corona (Gleditsia amorphoides), el cedro (Cedrela fissilis), el zapallo caspi (Pisonia zapallo), el palo blanco (Calycophyllum multiflorum), el palo amarillo (Phyllostylon rhamnoides), el falso cafeto o mandioca brava (Manihot grahamii), el sota caballos (Luehea divaricata), el guabiyú (Eugenia pungens = Myrcianthes pungens), el ñangapirí (Eugenia uniflora), el aguay (Chrysophyllum gonocarpum), etc. A pesar del tiempo transcurrido (más de 20 años) desde que fue propuesto como nuevo el concepto de los BSEN, la teoría no se ha difundido lo suficiente por lo que una parte de los especialistas continúa aplicando los agrupamientos tradicionales, especialmente en lo que respecta a la selva paranaense,[15][16] la que con sus 1700 a 2000 mm (y hasta más) de precipitación anual repartidas bastante regularmente a lo largo del año con el consiguiente menor porcentaje de especies caducifolias y elevado índice de perennifolias (de Aquifoliaceae, Lauraceae, Sapotaceae, etc.) de linaje amazónico oriental, y sus relaciones florísticas con la mata atlántica,[17] se aleja del resto de las áreas propuestas, con marcadas estacionalidades hídricas.
[25] A este dominio se le asignan tres unidades fitogeográficas, con la categoría de provincias.
Toda esta zona, la más apta para destino agrícola y silvocultural, fue profusamente alterada por la actividad humana.
[27] Destacan los cedros (Cedrela balansae y Cedrela saltensis), el horco cebil (Parapiptadenia excelsa), la afata (Cordia trichotoma), el lapacho verde (Cybistax antisyphilitica), el jacarandá común o tarco (Jacaranda mimosifolia), el jacarandá (Jacaranda cuspidifolia), los lapachos amarillos (Tabebuia aurea y Handroanthus ochraceus), el viscote (Acacia visco), la quina colorada (Myroxylon peruiferum), el palo lanza (Patagonula americana), la tipa colorada (Pterogyne nitens), el viraró (Ruprechtia laxiflora), el cebil (Anadenanthera colubrina), Amburana cearensis, Myracrodruon urundeuva, etc. Dentro de esta provincia o núcleo se pueden reconocer también, dos variantes o distritos.
Acompañan: el roble (Amburana cearensis), palmeras como la palma blanca (Copernicia alba), Bactris gasipaes, o la chunta (Acrocomia aculeata), el urundel (Myracrodruon urundeuva), el ceibo rosado Erythrina dominguezii, etc.
En su porción austral se ubica el distrito de la tipa blanca (Tipuana tipu), y el pacará o timbó colorado (Enterolobium contortisiliquum), en el cual ambas especies son las dominantes, mientras que en sectores más australes pasa a ser el dominante el cebil (Anadenanthera colubrina).
[39][40][38] Este último tipo forestal, por tener más porcentaje de especies perennifolias, es el más similar a la mata atlántica senso stricto, y está relacionado ecotonalmente con las selvas del distrito fitogeográfico planaltense[41] —o ‘‘selva umbrófila mixta’’— (las que también se incluyen en el dominio amazónico), foresta que se caracteriza por la abundancia de numerosas especies endémicas, entre las que destacan algunas coníferas, en especial el pino Paraná o curiy (Araucaria angustifolia).
El chaco oriental o húmedo consiste en una franja de ancho variable que se extiende a ambos lados y paralela al eje que conforman los ríos Paraná y Paraguay, tanto en la república homónima como en el nordeste de la Argentina.
Se concluyó que, en lo que respecta a las forestas del chaco oriental “senso lato”, coexisten 2 dominios fitogeográficos: Los BSEN hacia el sur crecen paralelos al río Paraná, desde la ciudad de Resistencia (Chaco) hasta la de Las Garzas (departamento General Obligado, Santa Fe),[59] posicionándose sobre el pronunciado escarpe que margina el borde occidental del valle aluvional del Paraná, en sectores con la suficiente altura para no ser nunca alcanzados por las inundaciones de dicho río, ni aun en el caso de los eventos extraordinarios.
[62][63] Posee 3 estratos arbóreos; en los dos más elevados (con ejemplares con alturas de entre 10 y 25 m) dominan fisonómicamente el alecrín (Holocalyx balansae), el higuerón (Ficus luschnathiana), el guayubirá (Patagonula americana), la espina corona (Gleditsia amorphoides), el ombú (Phytolacca dioica), el timbó colorado (Enterolobium contortisiliquum), el mataojos colorado (Pouteria gardneriana), el guabiyú (Eugenia pungens), etc. Un tercer estrato está integrado por especies de porte inferior a los 10 metros (a los que se suman ejemplares de los estratos anteriores), entre los que se encuentran: Acacia praecox, Carica quercifolia, Eugenia uniflora, Sapindus saponaria, Urera baccifera, etc. EI estrato arbustivo (generalmente menor a 4 m de altura) es dominado por jazmín del Paraguay (Brunfelsia pauciflora = Brunfelsia australis) y Trichilia elegans.
En las estaciones no inundables ubicadas en el borde del valle del río Paraguay en el oriente de Formosa y Chaco, a las especies anteriores se les agregan la tipa colorada (Pterogyne nitens), el cebil (Anadenanthera colubrina), el ambay (Cecropia adenopus), Pilocarpus pennatifolius, Acrostichum aureum, etc.[54] Al avanzar hacia el norte los bosques de tipo chaqueño así como los BSEN (paranaenses) aumentan su biodiversidad, pero paralelamente se acrecientan tanto las diferencias florísticas como las estructurales que las distinguen entre sí.
Gracias a “islas” boscosas caducifolias que crecen sobre afloramientos calcáreos las caatingas se conectan de algún modo con los núcleos BSEN australes.
[65] El bosque seco chiquitano oficia de puente entre el núcleo Misiones y el del pedemonte andino.
De igual modo los bosques secos chiquitanos poseen enclaves aislados rodeados por bosques chaqueños del chaco boliviano y también algunos cerros fronterizos del extremo norte del chaco paraguayo en el departamento de Alto Paraguay, en donde se hace presente una flora distinta a la chaqueña que los rodea, por ejemplo corresponden a este tipo forestal los bosques estacionales que cubren las laderas de los cerros Cabrera, Chovoreca[72] y León.
[73] Entre las especies endémicas y características de la Chiquitanía se encuentran el morado (Machaerium scleroxylon), Machaerium acutifolium, el momoqui (Caesalpinia pluviosa), la tarara amarilla (Centrolobium microchaete) el roble sudamericano (Amburana cearensis), Acosmium cardenasii, Casearia gossypiosperma, Neea steinbachii, Anadenanthera colubrina, Piptadenia viridiflora, etc.
La provincia fitogeográfica del cerrado no pertenece al dominio de los BSEN, más sobre sus sabanas estos últimos conforman “islas” boscosas caducifolias sobre afloramientos calcáreos, conectando así la región de la caatinga con los núcleos BSEN australes.
Si bien el bioma característico de los BSEN es el bosque, también se presenta en forma de parque (similar al cerrado brasileño) sobre sabanas arenosas sujetas a incendios periódicos de origen antrópico, situación en la cual el lapacho amarillo (Tabebuia aurea) llega a dominar, formando bosques casi puros, acompañado por el jacarandá (Jacaranda cuspidifolia) y el urundel (Myracrodruon urundeuva = Astronium urundeuva), y poáceas adaptadas a las quemas, como Gymnopogon spicatus, Schizachyrium condensatum, Elionurus muticus, Heteropogon melanocarpus, Botriochloa laguroides, etc.[74] En la fitogeografía sudamericana tradicional, este ecosistema ha permanecido oculto dentro de otras unidades de vegetación,[75] lo que ha provocado que sus unidades hayan sido particularmente descuidadas en las políticas conservacionistas, tanto gubernamentales como privadas.