Fue compuesta por Tim Rice y Andrew Lloyd Webber para el álbum conceptual doble Evita (1976), que relata la vida de la política argentina Eva Perón.
No obstante, algunos críticos cuestionaron su inclusión en el grandes éxitos GHV2, mientras que otros rechazaron su interpretación y la compararon con la versión de Patti LuPone.
Para Madonna, representó su trigésimo sencillo en ubicarse entre los diez primeros, un récord que en ese momento solo superaban Elvis Presley y The Beatles.
El lanzamiento de las remezclas dance contribuyó, según varios críticos, a que la canción se consolidara como un éxito pop internacional.
[3] De Evita, que logró popularidad en varios países europeos así como Australia, Sudáfrica y Sudamérica,[1][4] se produjeron tres sencillos; entre ellos estaba «Don't Cry for Me Argentina», grabado por primera vez por la cantante Julie Covington.
[20] Luego de varias reuniones a las que describió como «angustiosas», Madonna finalmente obtuvo el papel principal.
[3][30] Las clases le resultaron difíciles y se vio obligada a esforzarse «como nunca antes lo había hecho»,[31] en vista de que necesitaba «llevar» su voz a lugares donde «nunca había llegado», por períodos prolongados y con control total debido al estilo «operístico» de la obra.
[15] Del mismo modo, Sal Cinquemani, de Slant Magazine, sintió que era «leal y a la vez extrañamente autobiográfica».
[70] Particularmente, la cantante recita And as for fortune, and as for fame / I never invited them in / Though it seemed to the world they were all I desired / They are illusions / They're not the solutions they promised to be («Y en cuanto a la fortuna, y en cuanto a la fama, nunca las invité a entrar, aunque al mundo le pareciera que era todo lo que deseaba / Son ilusiones, no las soluciones que prometían ser»),[71] que podría describir «tanto la justificación de Madonna como la de Evita para su ambición», según la biógrafa Barbara Victor.
[51] Por otro lado, Justin Myers, de The Guy Liner, eligió el verso I had to let it happen, I had to change / Couldn't stay all my life down at heel, looking out of the window, staying out of the sun («Tenía que dejar que sucediera, tenía que cambiar; no podía pasar toda mi vida abatida, mirando por la ventana, evitando el sol») como el más destacado de la canción.
En este sentido, Liz Rosenberg, su publicista, mencionó: «Como no escribió la letra ni compuso la música, quería su firma en esa canción.
[96][nota 3] Durante las sesiones, le expresó que buscaba un sonido similar a la obra de Cachao López en el piano.
[102][103] Para esta última, se añadieron castañuelas y Madonna grabó voces nuevas, así como un segundo estribillo enteramente en español,[104] donde recita el título «No llores por mí, Argentina».
En un artículo para el Sarasota Herald-Tribune, la periodista Liz Smith elogió los ritmos «vibrantes y contagiosos que invitan a bailar».
[54][14] Por ejemplo, en Atlanta, solo tres DJ habían conseguido copias promocionales del tema, lo que suscitó repercusión en los clubes nocturnos de esa ciudad.
[131][132] Seis meses después, en agosto, «Miami Mix Edit» formó parte del recopilatorio de Madonna Finally Enough Love: 50 Number Ones.
[168] En Francia, permaneció cuatro semanas consecutivas en lo más alto del conteo oficial y fue el segundo número uno de Madonna desde «La isla bonita» (1987).
[9] En la misma línea, la biógrafa Florence Rajon la definió como un «inevitable éxito» y uno de los momentos «estelares» del álbum.
[259] En su reseña al largometraje, Stephen Holden, de The New York Times, la describió como una «versión dulcemente autocompasiva».
[278] Análogamente, Giacomo Pellicciotti, del diario italiano La Repubblica, explicó que realiza una interpretación «contundente» y con la «misma intensidad desgarradora» de las grabaciones ya conocidas.
[280] Barbara O'Dair, en el libro The Rolling Stone Files (1997), lo vio como un intento «convincente y lleno de pasión».
[23] David Bleiler, editor de TLA Film & Video Guide (1997), la describió como una interpretación «sensacional» que, aunque no explora plenamente la «gama emocional» del papel, «resulta muy creíble».
[328] En su biografía de Lloyd Webber, John Snelson lamentó su elección como Evita y no quedó complacido con su interpretación «segura, pero con poca potencia», pues nunca se manifestaba la «energía vocal» que Covington había demostrado con su grabación dado el tono bajo empleado por Madonna y, por ende, «castraba» el efecto de la composición original.
[13] Daryl Fisher, del News-Ledger, lamentó tener que «oír (y ver) a Madonna asesinar una vez más una canción tan bonita como "Don't Cry for Me Argentina"».
[369] En su autobiografía, Rice aseguró que se habría sorprendido «si me hubieran dicho en 1974 que, veintidós años después, se filmaría una recreación completa del mayor momento de Evita en ese mismo balcón, con la plena aprobación del gobierno argentino, utilizando nuestras letras y música».
[370] Por su parte, Parker recordó haber tenido una «sensación rara» cuando subió al balcón y miró hacia la multitud, «como si todo aquello no fuese una película, sino algo extrañamente real.
[380] En un comentario para Los Angeles Magazine, Mary Melton subrayó que el público «se levanta en masa con los brazos extendidos en la clásica "V"».
[435] La cantante exhibió en su espalda un tatuaje «muy simbólico» con la palabra «Eva», en alusión a Evita,[436] y entonó la canción «entre lágrimas» acostada sobre un piano.
[441][442][443] Ambos imitaron la característica pose presidencial de Evita y marcó la primera vez que un artista interpretaba una canción a capela en dicho segmento.
[524] Por otro lado, Nicole Frank, en su libro Argentina: Countries of the World (2000), afirmó que las remezclas pudieron escucharse en las discotecas «más populares» de los Estados Unidos.