Se ubica en torno a un kilómetro y medio al sureste de la villa, accediéndose a la ermita por un camino asfaltado que parte del cruce de las calles Carmen González y Santa Ana.
A unos doscientos metros, donde el arroyo del Moro forma un paraje escarpado denominado "El Cabril", se estudió también en aquella época una necrópolis que ha sido calificada como de transición del período tardorromano al visigodo.
[6] Se conoce la existencia de una ermita dedicada a Santa Ana en este lugar desde principios del siglo XVII.
De los casi mil habitantes que tenía la villa a finales del siglo XVII, quedaban menos de trescientos a mediados del siglo XVIII.
[8][13] La actual ermita es un edificio de arquitectura popular que combina sillarejo y ladrillo.
En esta romería han tenido tradicionalmente un importante papel los caballos, pues hasta mediados del siglo XX era costumbre engalanarlos por la mañana para llevarlos a la ermita, y además por la tarde tenían lugar carreras de caballos que recorrían la actual avenida de la Constitución hasta la plaza mayor de la villa.
En todo este contexto, la función de la ermita es albergar una misa al mediodía en la que se sacan en procesión las imágenes para bendecir el campo.
[22] Aunque las celebraciones religiosas en la iglesia se mantienen, esta fiesta ha cambiado notablemente debido a la gran emigración que sufrió la villa en la segunda mitad del siglo XX: al ser el momento en el que los emigrantes regresan por vacaciones, se ha desarrollado en torno a ella una "semana cultural" con muy diversas actividades.
[27][28] Por su parte, el embalse que hay en el arroyo junto a la ermita se utiliza como zona de pesca.