Gracias a los espías del virrey, Pedro Téllez Girón, duque de Osuna, los turcos fueron descubiertos y capturados o abatidos casi en su totalidad.
[1] Para impedirlo, la sublime puerta preparó una expedición al mando de dos conversos españoles al islam, Azaga y Escander para infiltrarse en Mesina y destruir la flota antes de que zarpase.
[1] Los renegados zarparon de Constantinopla en dos naos camufladas como mercantes venecianos, escoltados por una flotilla de galeras y galeotas comandada por el almirante Azán Bey, que les apoyaría en cuanto fuera necesario.
[6] Al faltar galeotes para las galeras recién capturadas, Osuna los encontró con un método original.
Hizo reunir en su palacio a todos los pobres del reino bajo el pretexto de repartir grandes limosnas, y tras pagar a las mujeres, los niños y los ancianos, animó a los hombres saltar un listón de madera al son de la fiesta, ofreciendo más dinero al que más alto lo hiciese.