Expulsión de los judíos de Coro

Además aquellos católicos sospechosos de ser judaizantes eran perseguidos por la Inquisición, como se detalla en la historia del médico Francisco Maldonado da Silva, quemado vivo por dicho tribunal en Lima.

El gobierno conservador del general Páez amainó las protestas imponiendo un impuesto exclusivo a los importadores y mercaderes judíos en 1832.

Otros panfletos eran abiertas amenazas contra los extranjeros, preguntándose si estos no estaban temerosos de lo que esta situación podía acarrear.

En un panfleto circulado ese día en Coro se informó a la población que con alegría:“vemos nuestra tierra libre de sus opresores.

.los judíos han sido expulsados por el pueblo.”El gobierno colonial de Curazao protestó fuertemente la expulsión porque dañaba el intercambio comercial, alegando los derechos que Venezuela debía a los extranjeros de acuerdo a los tratados internacionales.

[4]​ La lucha diplomática continuó, hasta que dos militares venezolanos confesaron haber escrito los panfletos incendiarios y anti-semíticos en 1855.

Finalmente, el apoyo que le brinda en ese sentido, el general Juan Crisóstomo Falcón, indirectamente involucrado en los acontecimientos, permite su puesta en libertad absuelto de todos los cargos en su contra.

Fuera, váyanse como perros; y si no se marchan pronto los zamuros van a disfrutar con su cuerpos.