Debido a su esmerada educación, el príncipe era sumamente culto, poseía una memoria prodigiosa y hablaba con soltura alemán, francés, griego, inglés, español e italiano.
Realizó múltiples excavaciones, como en Costa Rica (en la Península de Osa); en Venezuela, en el Valle del Orinoco; y en México.
Gracias a todos sus trabajos de campo logró recopilar mucha información que presentaba en conferencias con títulos como: Las culturas mexicanas, las culturas árabes, los Caballeros Medievales o Las relaciones culturales anglo-alemanas a través de las épocas.
Entre los años 1935 y 1936 recibió su entrenamiento militar en la Wehrmacht (Fuerzas Armadas Unificadas del Partido Nazi), en las cuales acabó ejerciendo.
[2] Sin embargo no pudo participar en la Segunda Guerra Mundial por una infección de malaria mientras estaba en Costa Rica.
Se reunió con altas autoridades eclesiásticas, quienes le ofrecieron datos interesantes, pero fue la madre Pascalina Lehnert, gobernanta del papa Pío XII, quien le confirmó la intervención de la Santa Sede en el rescate de la zarina y las grandes duquesas y le habló de las audiencias que Pío XII había tenido con la gran duquesa Olga y la gran duquesa María.
[4] Desde 1982 comenzó una dura investigación en el Vaticano, queriendo escribir un libro sobre el caso Romanov, tal y como le comentó a su hermana Carlota y a su sobrino Alfredo de Prusia, pero lamentablemente murió antes de escribirlo.