[5] La historia de los ferrocarriles franceses comienza a principios del siglo XIX.
Consta de siete grandes fases que poseen en común una fuerte voluntad política del Estado en cuanto a su planificación y los medios utilizados.
Desde 1831, fecha en la que comienza el transporte de pasajeros en Francia, esta línea también admitió viajeros.
En 1834 entraron en funcionamiento convoyes directos desde Roanne a Lyon por Saint-Étienne; más de 140 km en total.
Desde entonces, la red se desarrolló rápidamente, en particular a partir del Segundo Imperio.
Diez años más tarde, el trazado comenzó a tomar forma de malla, con las primeras líneas transversales.
[7] Esta arquitectura la encontramos, a grandes rasgos, aún hoy: las grandes líneas del trazado están mayoritariamente orientadas hacia París, mientras que las líneas transversales que cuentan con el equipamiento óptimo son raras.
[8] Las principales líneas de la red clásica son: A estas radiales se añaden otros trayectos transversales importantes que realizan diversas líneas: A este tramo básico se añaden las líneas de importancia media (línea de Cévennes, Transversal pirenaica...) o puramente regional (línea Alès - Bessèges, Blanc-Argent...).
Sin embargo, hasta los años 1980, las electrificaciones se realizaron en corriente continua de 1 500 V en el sur (margen derecha del Ródano, Burdeos - Montauban, Narbona - Portbou) para que las «fronteras eléctricas» no se multiplicaran, en una época en la que las locomotoras con doble corriente todavía no eran mayoritarias.
[10] En efecto, el TGV posee una característica original en comparación con su homólogo japonés, el Shinkansen: es capaz de circular a la vez en líneas dedicadas y en líneas preexistentes, que se comparten con los servicios ferroviarios tradicionales.
Otras líneas se encuentran en construcción o proyectadas, como la línea de alta velocidad Sud Europa Atlántico.
[11] En el trazado ferroviario francés existen numerosas estaciones, paradas o simples apeaderos.
El material rodante ferroviario posee una vida media útil de treinta a cuarenta años.
De ahí que Eurostar posea una cuota de mercado superior al 70 % entre París y Londres,[14] y que Thalys ya no tenga competencia aérea en el trayecto París - Bruselas.
Excepto 7 semirramales de TGV específicamente equipados para el transporte del correo y utilizados por La Poste entre París y Cavaillon (Vaucluse), los TGV aseguran exclusivamente el transporte de pasajeros.
En Francia, Intercités (IC, antiguo Corail Intercités) es la marca creada por la SNCF en enero de 2006 para revalorizar los trenes de media distancia, utilizando coches Corail renovados por la SNCF o las distintas regiones francesas, según las líneas.
De manera contraria a los Corails, es preciso reservar plaza y el precio de viaje es algo más elevado que en un tren normal, pues los Téoz ofrecen más confort y servicios a los pasajeros.
Además, solo efectúan paradas en pocas estaciones, en comparación con los trenes Corail clásicos.
La red ofrece una gama bastante amplia de destinos con salida en París, así como algunos enlaces transversales.
Con la multiplicación de las tarifas Prem's (premium), la primera clase es cada vez más accesible económicamente.
Se trata, históricamente, del primer medio de transporte ferroviario urbano en Francia.
Sin embargo, estas redes desaparecieron casi por completo a partir de los años 1930, y especialmente tras la guerra, en beneficio del automóvil.
Las nuevas redes son todavía muy primitivas y se recurre cada vez más a un tipo de metro automático llamado Vehículo automático ligero (VAL), instaurado por Matra Transport, hoy Siemens Transportation Systems.
Desde que entró en vigor la «ley SRU» (loi relative à la solidarité et au renouvellement urbains), la RATP está autorizada a intervenir en la explotación de las redes nacionales y del extranjero.
Los grupos que se reparten este mercado son: Las redes de Marsella y Toulouse se explotan mediante régies autónomos, la RTM (Régie des transports de Marseille) y Tisséo réseau urbain, respectivamente.
Hoy en día desempeñan un papel marginal, sobre todo en el transporte de pasajeros, y en su mayoría se pueden catalogar como trenes turísticos.
En el ámbito económico, las redes turísticas son actividades que nacen gracias al turismo.
Son administradas por empresas, y, en numerosos casos, por asociaciones, a menudo benéficas.
Asimismo, los miembros de las asociaciones dedicadas a esto son grandes aficionados al ferrocarril.