Fortificaciones de Pamplona

[21]​ En 1645 se dieron por terminadas las obras de la Ciudadela, que fue visitada el año siguiente por Felipe IV.

y otras complementarias que se consideraron necesarias, ocuparon de algún modo hasta final del siglo XVII.

Posteriormente las obras en las fortificaciones de Pamplona estuvieron a cargo del ingeniero Esteban Escudero[d]​ desde 1986 hasta 1694,[22]​ año en el que fue sustituido por Hércules Torelli,[e]​ quien preparó un proyecto general cuya ejecución fue, al menos, iniciada.

[48]​ Tras su marcha de Pamplona las obras continuaron a buen ritmo, aunque, entre 1736 y 1756, se ralentizan;[49]​los proyectos realizados por los ingenieros Juan Martín Zermeño, en 1756; y Antonio Hurtado,[i]​ en 1796-1797,[49]​ se basan en el proyecto de Verboom, y permiten conocer cómo se había avanzado en sus previsiones; añaden también algunos refuerzos en los frentes de la plaza, que no llegaron a ejecutarse.

[61]​ Todas estas construcciones quedaban formadas por baluartes unidos por las correspondientes cortinas, incluyendo también determinados revellines y contraguardias.

[62]​ En los siguientes apartados se describen cada uno de esos frentes y defensas exteriores.

Este paseo es conocido actualmente como ronda del obispo Barbazán, pues la fachada posterior de la catedral muestra el ábside de la capilla gótica construida por este obispo, del que recibe el nombre.

[65]​ Al pie y a poca distancia de este frente discurre el río Arga en un meandro que deja en su interior el antiguo barrio de la Magdalena, que da nombre al frente.

En 1538 el ingeniero Benedicto de Rávena, al que Carlos V encarga revisar las fortificaciones de la ciudad, propone añadirle además un caballero;[71]​ y El Fratín en 1574 plantea ya un baluarte pentagonal.

Desde principio del siglo XVIII se le conoce como Baluarte del Redín, posiblemente en homenaje a Martín de Redín,[81]​quien, durante su permanencia en Pamplona, realizó importantes obras de fortificación en esa zona.

Al pie de estas murallas, un fuerte escarpe y la cercanía del curso del Arga proporcionaba a este frente la protección que en otra topografía exigiría un foso; actualmente ese talud queda cubierto por un arbolado de gran porte que prácticamente oculta la muralla, algo incompatible con la finalidad defensiva que tuvieron las murallas,[95]​ahora solo parcialmente visibles desde la Rochapea, gracias al fuerte volumen del Palacio del Virrey, o por el acondicionamiento de ese talud en la instalación del ascensor que conecta la Rochapea con la calle Descalzos.

[108]​ Tanto el semibaluarte de Parma, como la Batería Baja, fueron restaurados en 2022 recuperando su disposición primitiva.

[124]​ El ingeniero Esteban Escudero,[125]​ y después Hércules Torrellí,[126]​plantean el desdoblamiento del baluarte con una plaza baja y otra alta, y añadiendo una contraguardia, construcciones que solo se hicieron en parte;[127]​de hecho, el proyecto general de Verboom de 1726 incluye entre las obras que deberían hacerse en una segunda fase, completar esta contraguardia.

Su puesta en marcha no fue pacífica pues, por parte del delegado de Bellas Artes en Navarra, se consideraba inadmisible la modificación de las murallas que formaban parte del declarado Monumento Nacional; no obstante, finalmente se llevó a cabo.

[137]​ En cualquier caso se sabe que el portal, quedó construido en 1666 por el virrey Francisco Tuttaviilla, duque de San Germán, con un diseño similar al del Portal de San Nicolás, que se construyó en esa misma fecha.

[139]​ Afortunadamente los escudos y las piezas más representativas del antiguo portal fueron conservadas en los almacenes municipales,[t]​ y en 2002 el Ayuntamiento reconstruyó el portal cerca de su ubicación original, junto al foso de las antiguas murallas.

[148]​ En esa fecha los baluartes deberían ser más altos, pues en ese mismo informe se aconseja rebajarlos pues con la altura que tenían cuanto más se acercara el enemigo a la muralla, quedaría más a cubierto; el Consejo de Guerra aceptó esa sugerencia, y se puso en ejecución.

La puerta estaba defendida por la media luna de Santa Teresa, que era atravesada por la cara izquierda por el puente que salvaba el foso y daba acceso a la puerta principal.

[161]​ En los años veinte del siglo XVIII hubo algunas propuestas para proporcionar un diseño más elaborado al portal, enmarcando la puerta entre unas dobles pilastras, que dejaban entre ellas el escudo real,[aa]​ pero nada de eso se hizo.

Cuando en 1964 se cedió al Ayuntamiento la ciudadela y todas sus defensas exteriores,[165]​ y se abrió la avenida que recibió el nombre del Ejército, pareció conveniente recuperar el muro que había sido derribado, y así se hizo en 1970, utilizando además sillares de la antigua muralla; pero no se añadió el terraplenado de tierra que sostenía el antiguo paseo de ronda.

En la puerta, situada en el plano del muro cortina, que da acceso a la ciudadela, se dispone un puente levadizo de balancín.

[177]​Hasta 1687 no se construyó la contraescarpa del foso y, aunque hay referencias anteriores al camino cubierto[ac]​ que rodea el foso, hasta la memoria de 1706 del ingeniero francés De Tigné,[ad]​ no hay ninguna mención a las plazas de armas que debían hacerse en los ángulos entrantes del camino cubierto.

[26]​ Al pie de esta muralla se situaba el camino que descendía hacia el molino de Caparroso, dejando al otro lado una zona tan alta como la terraza en que se asienta la ciudad.

[193]​ Estas tres construcciones estaban ya en marcha, en distinto grado de terminación en 1757.

[195]​Así comenzó a construirse ese mismo año,[196]​ pero en 1736 faltaban aún casi todos los revestimiento de piedra,[197]​ y las obras estuvieron interrumpidas prácticamente hasta 1756,[198]​ en esa fecha lo realizado era tan poco que el ingeniero Juan Martín Zermeño propuso su demolición, sustituyéndolo por un hornabeque dejante del frente de la Tejeria.

[199]​ Desechada esa propuesta, se reanudó la construcción del baluarte de modo que, aunque ya había estado operativo para la defensa durante la Guerra de la Convención (1793-1795), en 1796 Antonio Hurtado proyectó y ejecutó algunas mejoras, aumentando el número cañoneras y casernas, y disponiendo unas rampas para subir a los terraplenes, enmarcando la herradura de acceso.

[188]​ Más adelante, en 1720, en el proyecto general que preparó Retz incluyó en ese lugar un baluarte.

[218]​ Prácticamente no hubo avances en su construcciñon hasta que se reanudaron las obras unos años antes de 1756.

[219]​ En 1797 en la memoria del ingeniero Hurtado se indica que el fortín había sido demolido con ocasión de la guerra de la Convención (1795), y sustituido por otro provisional de forma distinta, posiblemente por considerarlo perjudicial para la defensa por la facilidad en que podía ser tomado por el enemigo y utilizado contra la plaza.

[220]​En cualquier caso los restos que pudiesen conservarse quedaron ocultos por la ampliación del parque de la Taconera.

Estado de las fortificaciones de Pamplona, tras la conquista castellana. [ 8 ]
Ortofoto de Pamplona, hacia 1930, en la que pueden verse las fortificaciones que susbsistían en esa época
Las fortificaciones finales de Pamplona [ 63 ]
Línea continua: elementos que subsisten; discontinua, elementos eliminados
Baluarte Real o de San Juan
Plano de 1757 con el Proyecto General de las fortificaciones y obras necesarias para su defensa (no todas se llegaron a construir, ni de la forma propuesta). [ af ]