Así, para paliar esta carencia y asegurar un suministro regular a la población, en este período se abrieron fuentes en diversas zonas de la ciudad, la mayoría de carácter eminentemente utilitario, por lo que no hubo mucho lugar para la creación artística.
La ciudad seguía encorsetada en sus murallas —la única ampliación fue en la playa, el barrio de la Barceloneta—, pese a que al final del período tenía casi 100 000 habitantes.
Inicialmente fue un monumento escultórico, erigido en la plaza del Pedró en 1673, y más tarde reconvertido en fuente.
[19] Durante la primera mitad del siglo la mayor parte de monumentos públicos erigidos en la ciudad fueron fuentes.
Hércules aparece sobre una columna, apoyado en una clava y con el brazo izquierdo envuelto con la piel del león de Nemea, mientras que en la base del monumento aparecen dos leones que despiden agua por la boca sobre un pequeño estanque de forma circular.
[24] La del Viejo era inicialmente un abrevadero decorado con la figura de un fauno con una jarra en la mano, confeccionada en yeso.
Sobre esta placa, obra del ceramista Salvador Sunet, se encuentra una farola que ilumina la fuente por la noche.
La fuente está formada por un estanque circular en cuyo centro se encuentra un bloque paralelepipédico con cuatro picas angulares sobre las que vierten agua unos cuernos tocados por tritones.
[40] En 1872 se instalaron en distintos puntos de la ciudad las conocidas como fuentes Wallace, realizadas por Charles-Auguste Lebourg por encargo del filántropo inglés sir Richard Wallace, y repartidas por múltiples ciudades europeas como acto de hermandad.
[43] También en 1875 se instaló en el mercado del Borne una fuente-farola-reloj diseñada por José Fontseré con la posible intervención de Antoni Gaudí.
[44] Más adelante, en 1876, se ubicó en la plaza Real la fuente de las Tres Gracias, proyectada por el arquitecto Antonio Rovira y Trías.
El conjunto arquitectónico presenta una estructura central en forma de arco triunfal con dos pabellones en sus costados y dos alas laterales con escalinatas, que acogen un estanque dividido en dos niveles.
El frontón es obra de Francisco Pagés Serratosa, y Rafael Atché realizó los cuatro grifos que expulsan agua por la boca, en la parte inferior del monumento.
A los pies de los dos protagonistas se hallan un plato y un jarrón, dos objetos igualmente relacionados con la fábula.
El artista consigue recrear con gran habilidad los gestos y expresiones de los niños, así como su anatomía, con un detallismo que recuerda a los grandes artífices del Renacimiento.
[68] Entre 1902 y 1914 se realizó el parque Güell, situado en la vertiente meridional del Monte Carmelo, en el distrito de Gracia.
Ideado como urbanización, fue diseñado por el arquitecto Antoni Gaudí por encargo del empresario Eusebi Güell.
Fue encargado al escultor Josep Llimona, y en su diseño intervino también el arquitecto Lluís Domènech i Montaner.
La fuente tiene planta circular, y acoge en un primer nivel otras cuatro fuentes igualmente circulares, mientras que en un segundo nivel se encuentra un cuerpo con cuatro lados cóncavos en cuyo centro se alza el basamento que sostiene la estatua, rodeada de surtidores.
[88] En 1929 se celebró otra exposición como la de 1888, que había dejado un grato recuerdo en la ciudad.
Sobre un estanque de planta triangular se sitúa un edículo con tres nichos con grupos escultóricos que simbolizan los ríos que desembocan en los tres mares que rodean la península ibérica: el Ebro para el mar Mediterráneo, el Guadalquivir y el Tajo para el océano Atlántico y unas figuras de adolescentes para los ríos del mar Cantábrico, todos ellos obra de Blay.
Por sus juegos de luces en movimiento fue una obra precursora del arte cinético, aunque en aquel momento se le llamó «lumiartécnica».
[93] Además de las realizaciones en el recinto ferial, como en la anterior exposición se efectuaron diversas actuaciones por toda la ciudad.
Los cuatro putti inferiores se encuentran flanqueando dos jarrones, y portan igualmente cestas con frutas.
La obra comprendía un grupo escultórico situado sobre un estanque, que constaba de una figura central, Minerva, de pie sobre una barca, que sujetaba dos cuadrigas tiradas cada una por dos caballos, una dirigida por Helios (el sol), y otra por Selene (la luna), más dos ninfas situadas a sus pies y unas columnas rematadas con águilas.
Realizada en piedra, presenta un estilo novecentista que sin embargo recuerda las fuentes góticas, principalmente a causa de los mascarones.
La fuente está adosada al muro del colegio Milà i Fontanals, y presenta un cuerpo central con una pila inferior sobre la que se sitúan tres mascarones, el central en forma de cabeza de león y los laterales de jóvenes muchachos, que originalmente vertían el agua por la boca, función efectuada en la actualidad por unos grifos; sobre estos mascarones se sitúa un relieve con pájaros, y el cuerpo central está coronado con un angelote tocando un cuerno; en los laterales se encuentran unas pilastras rematadas por cornucopias y con unas figuras de peces en los laterales inferiores.
Esta figura fue robada al año siguiente y sustituida por una estatuilla del mismo autor conocida como El estudiante, igualmente sustraída a finales de los años 1970.
Elaborada en bronce, está dedicada a la cantante Raquel Meller, popular intérprete de la canción La Violetera.
[126] Ese mismo año se inauguró la fuente Castellana, ubicada en la plaza homónima, obra del arquitecto Jordi Farrando.