Fuga espontánea de líquido cefalorraquídeo

Una fuga espontánea de líquido cefalorraquídeo es una condición médica en la cual el líquido cefalorraquídeo (LCR) que rodea el cerebro humano y la médula espinal gotea, escapándose sin ningún motivo aparente del saco dural que los rodea y los protege.

También se puede sufrir dolor o tensión en el cuello, náuseas, vómitos, mareos, fatiga y un sabor metálico en la boca.

Mediante un TAC se puede identificar la posición del escape de fluido cefalorraquídeo.

[2]​ Las fugas espontáneas de LCR, tanto si son craneales o espinales, producen síntomas neurológicos, hipotensión intracraneal espontánea y la disminución del volumen y de la presión del cráneo.

Se cree que la porción inferior del cerebro estira o golpea uno o más complejos de pares craneales, causando así una gran variedad de síntomas sensoriales.

[22]​ Las fugas de LCR espinales no pueden dar lugar a meningitis, ya que la fuga se produce en una zona de condiciones estériles en la cual no puede haber agentes infecciosos.

[26]​[26]​ Otra complicación, extremadamente poco común, del síndrome de la fuga espontánea de LCR es la parálisis del tercer par craneal, problema con el cual puede ser difícil mover los ojos, o incluso ver interrumpida su movilidad, debido a la compresión del tercer par craneal.

[30]​[31]​ Una fuga espontánea de LCR es idiopática, lo cual significa que se desconoce la causa.

[16]​[32]​ En las dos teorías principales se plantea que estas fugas ocurren o bien debido a una enfermedad del tejido conectivo o bien debido a problemas de drenaje espinal.

Varios científicos y médicos han sugerido que el síndrome de la fuga espontánea de LCR puede deberse a una enfermedad del tejido conectivo subyacente que afecta a la duramadre espinal.

Sin embargo, estos pacientes no manifiestan ninguna otra característica del síndrome de Marfan.

[35]​ Según esta teoría, los agujeros en la duramadre y la hipotensión intracraneal son síntomas que se producen debido a una presión venosa baja en el espacio epidural.

Se pueden producir fugas verdaderas en los puntos débiles de las meninges espinales.

Entre estos diagnósticos equivocados se encuentran las migrañas, la meningitis, la malformación de Chiari y distintas enfermedades psiquiátricas.

Es bastante común utilizar un examen clínico para diagnosticar fugas de LCR.

[18]​ Los IRM dan resultados completamente normales para el 20% de los pacientes.

[22]​ Esta prueba puede identificar con seguridad si el fluido es líquido cefalorraquídeo o no.

[18]​ A algunas personas se les calman los síntomas de forma temporal al utilizar una faja abdominal, ya que ésta aumenta la presión intracraneal comprimiendo el abdomen.

[49]​ El tratamiento preferido para este problema es aplicar parches hemáticos epidurales quirúrgicamente,[14]​[50]​[51]​ lo cual tiene una tasa de éxito más alta que ciertos tratamientos más conservadores, como hidratarse y reposar en cama.

[52]​ En un parche hemático epidural se utilizan los factores de coagulación de la sangre para coagular los lugares en los que hay agujeros, lo cual se consigue al inyectar la sangre del propio paciente en el área de la duramadre en la que se ha formado el agujero.

[54]​[55]​[56]​ Se cree que este procedimiento disminuye el volumen de LCR espinal y aumenta el volumen y la presión intracraneal de LCR.

[54]​[56]​ Este procedimiento ha tenido buenos resultados, y ha producido el alivio de los síntomas durante hasta un año.

[54]​[55]​ Se puede aplicar neurocirugía para reparar directamente los divertículos meníngeos que tengan fugas en aquellos pacientes que no respondan ni a los parches hemáticos epidurales ni al pegamento de fibrina.

Las áreas de la fuga en la duramadre se pueden unir mediante un proceso llamado ligadura y luego se puede poner un clip metálico para mantener la ligadura cerrada.

[11]​ Los síntomas pueden desaparecer en tan sólo dos semanas o durar meses.

[18]​ Aunque es menos común, hay pacientes que sufren durante muchos años de síntomas duraderos.

[11]​[61]​ Todavía no se han realizado estudios de poblaciones a gran escala.

[67]​[68]​ La infusión salina restaura de forma temporal el volumen necesario para evitar la hipotensión intracraneal espontánea hasta que se pueda reparar la fuga de forma adecuada.

[11]​ El gen TGFBR2 está relacionado con varias enfermedades del tejido conectivo, entre las que se encuentran el síndrome de Marfan, la tortuosidad arterial y las aneurismas de la aorta torácica.

La malformacion de Arnold Chiari es una condición en la cual se produce un descenso en la posición de las amígdalas cerebelosas, la cual hay tener en cuenta durante el diagnóstico diferencial del síndrome de la fuga espontánea de LCR
Agujas espinales que se usan para punciones lumbares y para la introducción de contraste en la médula espinal
La aguja epidural se llena con sangre autóloga y se inyecta en el espacio epidural para cerrar los agujeros en la duramadre.