Historia de Bruselas

En los siglos I y II d. C., en plena ocupación romana, se erigieron villas en ambas orillas del río Senne.

Este periodo fue crucial para la formación de las primeras comunidades que comenzarían a consolidarse más adelante.

Su desarrollo se debió a la intensificación de las actividades agrícolas y la creciente importancia del comercio, que conectaba a Bruselas con ciudades como Brujas (Brugge) y Colonia (Keulen).

Sin embargo, en 1303, la pequeña burguesía y los gremios obtuvieron brevemente el derecho a participar en la administración de la ciudad.

En 1306, los patricios y el duque lograron revertir esta situación al derrotar a los gremios en la batalla de Vilvoorde.

Durante este periodo, Bruselas también construyó una segunda muralla, expandiendo significativamente su territorio.

Desde el comienzo de su reinado, Carlos V emprendió una dura persecución contra los protestantes en los Países Bajos (Nederlanden).

Aunque Felipe II aceptó la petición temporalmente, lo hizo solo bajo presión, ya que sus tropas estaban comprometidas en la guerra contra los turcos en el Mediterráneo.

El ataque fue devastador: destruyó gran parte de la ciudad, incluyendo casi toda la Plaza Mayor (Grote Markt), salvo el Ayuntamiento (Stadhuis).

Bruselas estuvo directamente afectada cuando los ejércitos aliados, tras vencer a los franceses en la batalla de Ramillies en 1706, entraron en la ciudad.

Durante la guerra de sucesión austriaca (Oostenrijkse Successieoorlog), las tropas francesas ocuparon Bruselas en 1746 sin resistencia.

En 1789, estalló la Revolución Brabanzona (Brabantse Omwenteling), liderada por Hendrik van der Noot, en la que Bruselas y otras regiones se rebelaron contra las políticas del emperador.

Aunque los austriacos recuperaron temporalmente el control tras la batalla de Neerwinden (Slag bij Neerwinden) en 1793, las fuerzas francesas volvieron a ocupar Bruselas en 1794 tras la batalla de Fleurus (Slag bij Fleurus).

Durante el periodo napoleónico, se introdujeron en Bruselas reformas revolucionarias, como la abolición de los gremios y la introducción del francés como idioma oficial.

El rey Guillermo I trató de imponer el neerlandés como idioma oficial en Flandes (Vlaanderen), lo que generó una fuerte resistencia entre los católicos y liberales.

Esta oposición culminó en la Unión de la oposición católica y liberal (Unie van katholieke en liberale oppositie) en 1828, una alianza que no buscaba inicialmente la independencia, pero que eventualmente conduciría a la Revolución Belga (Belgische Revolutie).

Este nuevo estado provocó una aceleración en el crecimiento y la modernización de Bruselas.

También se cubrió el río Senne, que había sido una fuente de enfermedades debido a su contaminación.

Bajo su reinado, se construyeron monumentos emblemáticos como el Palacio de Justicia (Justitiepaleis) y se creó el Parque del Cincuentenario (Jubelpark) para conmemorar los 50 años de la independencia belga.

Esta tendencia no alcanzó su punto máximo hasta mediados del siglo XX, cuando los francófonos se convirtieron en mayoría en la ciudad.

La expansión urbana también implicó la anexión gradual de municipios circundantes, en la medida en que la francización y la urbanización avanzaban.

Sin embargo, en 1921, Bélgica fue formalmente dividida en tres regiones lingüísticas (taalgebieden): Flandes (Vlaanderen), donde se habla neerlandés; Valonia (Wallonië), donde se habla francés; y la Bruselas bilingüe (tweetalig Brussel).

Además, la ciudad albergó dos ferias mundiales: la Expo'35 y la Expo'58, que consolidaron su importancia como centro de eventos globales.

Durante la Primera Guerra Mundial (Eerste Wereldoorlog), Bruselas fue ocupada por las tropas alemanas, aunque la ciudad no sufrió grandes daños.

No obstante, este rápido desarrollo llevó a la Bruselización (verbrusseling), un fenómeno de urbanización descontrolada donde muchas joyas arquitectónicas fueron destruidas para dar paso a modernos edificios que no siempre encajaban con el entorno histórico.

Ese mismo año, la ciudad también fue declarada Capital Europea de la Cultura (Culturele Hoofdstad van Europa), celebrando su rica diversidad y patrimonio cultural.

Un terrorista intentó detonar una bomba de clavos, pero el dispositivo falló y solo causó una pequeña explosión.

Bruselas hacia 1745
Escudo de la ciudad (tiempos napoleónicos)