Historia de Cella

Los restos de ocupación más antiguos se remontan al siglo I-II, aunque el topónimo actual y la historia moderna de la localidad comienzan con la época musulmana y la reconquista del territorio en los siglos XI-XII.

Durante los siglos siguientes siguió los avatares del reino de Aragón, siendo un importante baluarte en su frontera suroriental.

Es en Cella donde, según el Cantar, el Cid espera a los refuerzos necesarios para la conquista de Valencia.

[8]​ Fue probablemente una de los bastiones sur que controlaban la ruta entre Valencia y Zaragoza en la extremadura aragonesa a principios del siglo XII.

La localidad podría haber sido perdida por los cristianos en la crisis que siguió a la muerte sin herederos de Alfonso I.

En 1177 el obispo Pedro Tarroja concede licencia a los templarios para la construcción de una población y se establecen en el castillo.

De ese tiempo es la construcción del pozo artesiano, que deja en desuso el acueducto romano.

[16]​ En 1359 los aragoneses vencen en Araviana en el frente soriano pero esperando un contraataque castellano contra Cella hacen acopio y preparación para un asedio.

Con la entrada negada en Teruel, Cella actuó como su refugio hasta que las tropas reales acallaron la oposición turolense en febrero de 1485.

En el siglo XVI se edifica la casa consistorial de Cella, en las cercanías del antiguo castillo.

Aunque hubo varias contraofensivas republicanas en la provincia de Teruel, el frente no llegó hasta el valle del Jiloca.

Eso no impidió que en acciones aisladas los republicanos cortaran la línea férrea en las inmediaciones de Cella.

Vista del acueducto romano, uno de los resto más antiguos de habitación en Cella.
De los siglo XVI y XVII data buena parte del patrimonio artístico y arquitectónico de la localidad.
La fuente de Cella, principal hito histórico de la localidad