Debido a la contrastante geografía que caracteriza al territorio zacatecano se establecieron dos sociedades prehispánicas muy distintas; en la zona desértica del altiplano habitaron grupos nómadas recolectores de frutos y cazadores, y en las partes altas mejor irrigadas se asentaron tribus sedentarias practicantes de la agricultura.
Las diversas tribus chichimecas que habitaban en el territorio zacatecano fueron los caxcanes, guachichiles, guamares, irritilas, huicholes, tecuexes, teules, tepehuanes, coras y zacatecos.
Esto ahora es compuesto por los estados de Jalisco, Aguascalientes, Nayarit, Guanajuato y Zacatecas.
La riqueza mineral del subsuelo atraería mucha gente y produciría grandes ingresos a la corona española.
Un asentamiento que de pronto se convirtió en un lugar clave para las misiones, el comercio, la minería, recibió diplomas acordes a su condición.
Tres años después el mismo monarca concedió a esta ciudad el título de Muy Noble y Leal, así como el escudo de armas, privilegio del que gozaron muy pocos pueblos y ciudades durante el Virreinato.
Cuando inició la guerra de Independencia, Zacatecas intervino, representada por personajes connotados como Víctor Rosales y José María Cos.
En 1827 iniciaron las obras de construcción del portal de Rosales y en el lugar ocupado antes por la cárcel, en 1833, un teatro que tiempo después llevaría el nombre del dramaturgo Fernando Calderón, majestuoso edificio con capacidad para dos mil espectadores.
Durante el porfiriato se construyeron numerosos edificios y monumentos sobre los cimientos de muchas fincas antiguas que amenazaban con venirse abajo.
Allí triunfaron las fuerzas revolucionarias y se cavó la tumba del huertismo.