[3]: 36 La primera vez que en Chiapas surgió un territorio político unificado fue a raíz de la conquista española del siglo XVI.
[18]: 44 En contraste, San Lorenzo no parece haber sometido políticamente a Chiapa de Corzo, aunque sí entabló relaciones comerciales con ésta.
Allí se desarrolló El Varejonal, que llegó a contar con dos juegos de pelota, así como varios asentamientos menores.
[30]: 196–176 En las tierras bajas mayas se desarrollaron las ciudades prehispánicas que dejaron los restos físicos más espectaculares y famosos de la actualidad.
[37]: 343 En la primera mitad del Postclásico (900 – 1200) se expandió por toda Mesoamérica la cerámica plomiza conocida en Izapa, hasta lugares tan distantes como Colima, Tula y Chichén Itzá.
[18]: 23 El crecimiento del comercio a larga distancia se ve reflejado en la mayor importancia de los asentamientos costeros en este periodo, pues su tamaño aumenta considerablemente.
Por la ferocidad de los embates, un esclavo negro artillero que los acompañaba, en un primer momento, no logró disparar y, cuando pudo hacerlo, apuntó mal e hirió a tres españoles.
Tras vencer a los zapotecas de Tehuantepec en Suchitepec, continuó el camino hasta Jiquipilas, en donde los conquistadores fueron recibidos por unos zinacantecos que se habían desplazado para darles la bienvenida.
En esta se logró someter a los pueblos de Tila, Petalcingo y Entena, despejando así el camino hacia la selva.
En ese lugar sufrieron una emboscada que causó varios heridos,a pesar de lo cual tomaron el pueblo, abandonado por sus habitantes, y lo destruyeron..
[50]: 338 En ese nuevo asentamiento los lacandones mantuvieron su libertad durante un siglo hasta que fueron descubiertos por el franciscano Antonio Margil de Jesús en 1694.
Para 1577 se determinó que sería gestionada por alcaldes mayores (ya no habría un gobernador), subordinados a la autoridad de Guatemala.
La diócesis conoció sin embargo reajustes de sus límites territoriales durante cincuenta años, hasta adquirir su forma definitiva en el año 1592.
[54] Sin embargo, si bien varios obispos intentaron actuar en acuerdo con esta política en la diócesis de Chiapas y Soconusco, distintos factores frenaron estos impulsos reformadores.
Por otra parte, aunque cada una llegó a concentrarse en algún bien particular (añil, azúcar, ganado o cacao), su producción fue diversa con el fin de lograr cierta autosuficiencia.
[94] Frente a las enfermedades y las excesivas cargas impositivas, los indios del territorio chiapaneco no dudaron en cambiar su residencia momentánea o definitivamente.
[160] El consenso entre los ayuntamientos reflejó los intereses de un grupo conformado por comerciantes, burócratas, terratenientes y clérigos que vio mayores beneficios al anexarse a México.
[172] En 1831 ocupó la gubernatura el liberal Joaquín Miguel Gutiérrez —del que tomará el apellido la ciudad de Tuxtla años más tarde— quien puso en marcha un proyecto para instalar a funcionarios gubernamentales en todos los pueblos y así dejar depender de los párrocos para poder llevar a cabo ciertas funciones administrativas.
Ortega se aprovechó de esa situación y, con la ayuda del franciscano Víctor María Chanona, instaló un gobierno conservador en San Cristóbal.
[193] Como ya se mencionó, Emilio Rabasa logró consolidar un gobierno fuerte e iniciar un plan de desarrollo económico moderno.
[194] Emilio Rabasa dejó la gubernatura —y el estado— en 1896, sin embargo, promovió la elección de gobernadores que, en términos generales, mantuvieron su política y lograron la estabilidad del estado hasta 1911.
[210] El proceso de ladinización (o desindianización) en Chiapas configuró una geografía humana que, en buena medida, se mantiene hasta hoy.
En Tuxtla se formó el Partido Liberal Chiapaneco, que reunió a los grupos de las tierras bajas con intereses comerciales y agrícolas.
Los puestos en el ayuntamiento constitucional pasaron a ser ocupados por los indígenas monolingües de más edad que habían desempeñado cargos tradicionales.
Aunque, el enganche forzoso ya no practicaba, los chamulas seguían dependiendo del trabajo en las fincas cafetaleras y en las tierras bajas para asegurar su subsistencia.
Según ellos, la división carrancista al mando de Jesús Agustín Castro era un “ejército invasor”, que cometía múltiples abusos contra la población civil.
A los finqueros rebeldes se les unieron otros rancheros de las tierras bajas junto con vaqueros, caporales, peones locales, jornaleros y exmilitares.
A grandes rasgos su mandato se caracterizó por no aplicar las reformas agraria y laboral que habían sido promulgadas por la constitución de 1917.
[238] En 1921 la legislatura estatal aprobó una ley que definía como “pequeña propiedad” las extensiones de tierra menores a 8,000 hectáreas, por lo cual no podían ser objeto del reparto agrario.
Domínguez pertenecía a una nueva generación de políticos chiapanecos que había logrado establecer buenas relaciones con la dirigencia nacional del PRI y por ello fue designado candidato.