[1] El título original completo es: Allgemeine Naturgeschichte und Theorie des Himmels, oder Versuch von der Verfassung und dem mechanischen Ursprunge des ganzen Weltgebäudes nach Newtonischen Grundsätzen abgehandelt, traducible por: «Historia general de la naturaleza y teoría del cielo, o ensayo sobre la constitución y el origen mecánico de todo el edificio del mundo, tratado según principios newtonianos».
Con esta teoría, se acerca a las ideas actuales sobre cosmogonía más que su contemporáneo Pierre-Simon Laplace (1796).
En este libro, dice Kant, esa historia se presenta como hipótesis, pero es contrastable matemáticamente.
[13] En el breve capítulo sexto, Kant expone su opinión sobre la cuestión de si existe un anillo del Sol.
Concluye que la luz zodiacal, o la corona solar, si es un anillo, en todo caso no es uno como el de Saturno.
Kant cree que sí: solo un universo infinito puede dar la medida auténtica de la omnipotencia divina.
Además, en analogía con lo dicho sobre la formación del sistema solar, el universo tuvo que formarse a partir de este centro.
Habría, pues, una «Historia» del universo, en la cual se daría cada vez más un mayor perfeccionamiento.
Esta historia tendría, ciertamente, un comienzo –la Creación divina–, pero se proyectaría al infinito en el futuro.
Según esto, igual que sucede con las flores o los insectos, cabe postular la destrucción de mundos (la cual ya fue anunciada por Newton).
De este modo se renuevan las partes más viejas y la naturaleza viene a ser como el ave Fénix.
Ese sol central, en todo caso, no puede compararse con Dios, que es ubicuo (contra Wright).
[16] Kant considera que en el sistema universal hay necesidad y plan, no azar.
[17] Se plantea una disyuntiva: a) si la naturaleza es imperfecta y necesita a Dios, entonces este existe, pero es imperfecto (pues no fue capaz de crear una naturaleza que subsistiera de manera autónoma); b) si la naturaleza no necesita a Dios, entonces sería obra de un Dios perfecto, pero ¿cómo saber entonces que existe este?
Tras esta introducción, Kant pasa al tema principal del capítulo: ofrecer confirmaciones de la teoría dada en el libro; si bien continúa intercalando reflexiones teológicas.
Newton, al no saber explicar la fuerza centrífuga y la causa de que los planetas se muevan alrededor del sol, hace intervenir un deus ex machina.
La solución que propone Kant se obtiene por medio de la historia del cielo.
La teoría se confirma además por la densidad de los planetas, cuyas masas están en relación con la distancia al sol.