Las elecciones de 1931 fueron ganadas por una alianza conformada por Arturo Araujo, candidato del Partido Laborista, y por el general Maximiliano Hernández Martínez, candidato a vicepresidente por el conservador Partido Nacional Republicano (PNR).
En la campaña electoral, Araujo retomó muchas reivindicaciones populares, entre ellas la reforma agraria, pero no pudo cumplir.
El incumplimiento de las promesas electorales desató movilizaciones populares que inquietaron a la oligarquía cafetalera.
Hasta ese momento, los insurrectos habían matado entre cincuenta y cien personas.
Durante las dos semanas siguientes, como represalia, los militares sometieron a las zonas rurales del occidente con ametrallamientos, fusilamientos, colgamientos y posteriores entierros en fosas comunes.
[3] Después del levantamiento campesino y estabilizar al sistema capitalista, el 13 de enero de 1935 el general Maximiliano Hernández Martínez, sin mayor oposición a su Partido Pro Patria, logró la primera reelección presidencial.
Fue una tremenda prueba que soportó el general Hernández Martínez y tuvo la suerte de sortear la rebelión porque además de ocurrencias fortuitas que lo favorecieron, es innegable la capacidad militar desplegada por él en esos difíciles momentos.
También fueron condenados con penal capital en el cementerio general los capitanes Manuel Sánchez Dueñas y Marcelino Calvo y los tenientes Antonio Gavidia Castro, Ricardo Mancía González, Miguel Ángel Linares, Ricardo Edgardo Chacón y Oscar Armando Cristales, todos fueron condenados el 10 de abril de 1944 en los patios de la Policía Nacional.
En el plena del egoísmos hay un director supremo en cada uno de nosotros y este supremo director es la conciencia, se presenta desde el ser divino que está deseoso para guiar nuestros pasos por el buen sendero, y cada vez que caemos en un error, ese yo interno, esa conciencia, ese ser divino se asoma y reprende nuestro acto malo.
Tenemos que constreñir más la libertad del hombre, porque la libertad mental puede conducir a excesos extraordinarios mucho más graves a los criminales que la ley escrita está castigando en el momento presente.
Su mausoleo aún no exhibe ninguna placa con su nombre para darle digna sepultura, en la actualidad sus restos descansan en el Cementerio de los Ilustres en San Salvador, Ante esto José Cipriano Morales sería arrestado en la Ciudad de San Miguel por la Guardia Nacional condenándolo por ser el homicida del General Martínez.
Menéndez pretendía convocar a elecciones libres participando los candidatos opositores al régimen de Martínez entre ellos Arturo Romero, Claramount Lucero y Napoleon Viera Altamirano.
Osmín Aguirre y Salinas tomaría el cargo desde octubre de 1944 hasta marzo de 1945 donde se realizarían elecciones pero sin participación democrática dando por electo al único candidato Salvador Castaneda Castro que fue impuesto por la Oligarquía Cafetalera.
Unos años más tarde Aguirre sería asesinado por un comando guerrillero de las FPL en 1977, a los 83 años de edad, dando así a conocer como el primer expresidente interino en ser asesinado.
Romero fue herido con arma blanca y torturado por militares martinistas pues según la retórica fue el mismo que lideró el intento de golpe de estado contra Martínez cosa que le valió su exilio hacia Costa Rica donde triunfaría y haría una mejor vida en ese país, sin embargo Romero moriría en un accidente de tránsito en Choluteca Honduras en 1965.