Su crianza y su educación fue seguida de cerca por su madre.
El gran duque no había tenido ningún hijo varón, sin embargo mostró a sus hijas desfiles y maniobras militares, alegando que cualquiera de ellas hubiera estado capacitada para poder mandar un regimiento de caballería.
Incluso les enseñó las artes de la caballería e infantería.
[1] Acompañada por sus dos hijas mayores, María e Isabel, la gran duquesa Elena Pávlovna (el nombre que tomó Carlota después de su conversión a la Iglesia ortodoxa rusa) visitó las cortes europeas, en busca de posibles cónyuges para las dos duquesas.
Su marido, después de haber muerto Isabel, llegaría a ser gran duque de Luxemburgo, haciendo gran duquesa consorte a su segunda esposa, la princesa Adelaida María de Anhalt-Dessau.