Comenzó el preparatorio en la Academia Ribes de Madrid, donde coincidió con Luis Gutiérrez Soto.
Intervino en las trazas del Edificio Telefónica de la Gran Vía madrileña.
Pese a lo decepcionante de la propuesta española tras casi diez años de autarquía, el congreso sirvió a los participantes españoles como revulsivo, y para tomar contacto con la realidad de la arquitectura internacional, lo que propició un progresivo abandono del estilo racionalista y conservador hacia una modernidad que se plasmará poco a poco en sus siguientes obras de estilo más internacional.
Quizá por ello, en su discurso sobre la organización colegial de los arquitectos, de la Vega arengó a sus colegas en el exilio a regresar para colaborar con la reconstrucción del país.
Fue un arquitecto prolífico que se desempeñó en distintas tipologías, ejerciendo simultáneamente al servicio de diferentes organismos oficiales así como profesional liberal.
Es igualmente autor del edificio que alberga actualmente el Pontificio Colegio Español de San José, en Roma.