Posteriormente volvió de nuevo a Barcelona y se dedicó al estudio del contrabajo.
En el primer certamen musical organizado por Anselmo Clavé, en 1863, ganó un accésit por un coro a voces solas titulado Una esperanza muerta.
En 1866 ganó una mención honorífica en el concurso del Ateneo Barcelonés por una sinfonía a gran orquesta titulada Mareselva.
En 1878 le fueran premiadas tres composiciones en el certamen abierto por la Sociedad Coral Euterpe: una sinfonía a toda orquesta Sobre motius populars catalans, y dos coros a voces solas: Lo molí y La festa major.
También escribió varias zarzuelas que se representaron en los teatros Tivoli y Circo Barcelonés, de Barcelona.