Juan Nepomuceno Mier y Altamirano

Sus padres fueron José Manuel Altamirano y María Ignacia Ortiz de Zárate.

Mientras realizaba sus estudios, desarrolló el gusto por la poesía, en cuyo ámbito incursionó.

[4]​ Este letrado era buen amigo del corregidor de esa ciudad, Don Miguel Domínguez, y de su esposa Doña Josefa Ortiz de Domínguez con quienes Mier y Altamirano empezó a asistir a unas supuestas juntas literarias donde se leían y se analizaban diversas obras, pero en las cuales pronto empezaron a discutirse ideas libertarias y a planearse un levantamiento para conseguir la independencia del país y a favor del rey Fernando VII, quien había sido derrocado por el ejército francés de Napoleón Bonaparte desde 1808.

Por esas fechas era conocido su caso para ingresar al Colegio de Abogados, pues fue el último en que se le solicitó al postulante el presentar requisitos como la descripción de su genealogía para comprobar su origen y su “limpieza de sangre”, como se acostumbraba durante el virreinato.

Al parecer, se hospedó inicialmente en casa de su hermano, el doctor Manuel Altamirano.

[10]​ Trabajaba entonces en la Ciudad de México, como lo había solicitado casi diez años antes.

Posteriormente, en 1839, se le nombró juez interino de distrito en la misma urbe, cargo que dejó por enfermedad en 1841.

[11]​ En 1844, fue postulado por la Asamblea Departamental de Querétaro como candidato a gobernador, en la elección que finalmente ganaría Sabás Antonio Domínguez.