[1] Su hallazgo se confirmó en 2015, después de que el Telescopio Espacial Kepler detectase varios tránsitos del objeto frente a su estrella.
[2] Todos tienen órbitas próximas a la estrella y, como consecuencia, es probable que sus temperaturas sean muy elevadas.
[2] Su metalicidad (-0,30) es parecida a la del Sol aunque algo menor, lo que sugiere una relativa escasez de elementos pesados (es decir, todos excepto el hidrógeno y el helio).
Si su atmósfera y albedo son parecidos a los de la Tierra, su temperatura media superficial rondaría los 343 °C.
Sin embargo, al igual que los otros dos planetas descubiertos en el sistema, es probable que por la proximidad respecto a su estrella, la consecuente pérdida de agua, el anclaje por marea y la mayor actividad volcánica —a consecuencia de su masa y ubicación en el sistema—; sufra un efecto invernadero descontrolado que incremente significativamente sus temperaturas.