[2] En estos años entra en contacto con los profesores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) y comienza a acudir al Laboratorio de Entomología y a participar en las excursiones científicas que desde allí se convocaban.
En 1889 es admitido como socio en la Sociedad Española de Historia Natural (SEHN),[4] organismo que junto al MNCN constituirá el marco institucional en que van a desarrollarse la mayoría de sus actividades.
Como resultado va creando una importante colección científica, que es parcialmente estudiada por otros entomólogos.
El viaje, auténtico periplo novelesco, en el que durante todo un año recorren Turquía, Siria, Irán e Irak, es rememorado con nostalgia por el autor años más tarde: Gran parte del viaje se realiza en condiciones de extrema dificultad, resultando enfermo Fernando quien morirá al poco de su regreso a España.
Entretanto, durante la primavera de 1902, nuestro autor había vuelto a Oriente Próximo en la que sería su última exploración de aquella región y la más desconocida pues no dejó noticias escritas sobre la misma.
A su vuelta prosigue sus continuos muestreos y exploraciones por gran parte del territorio español.
A partir de entonces serán continuos sus desplazamientos y correrías por Marruecos, en una época especialmente conflictiva en la que el naturalista, y posteriormente su hijo Fernando, vivirán repetidas situaciones de riesgo sin que ello entorpeciera generalmente sus objetivos científicos:[21] Con relación a sus investigaciones, ese mismo año describió las que serían sus primeras nuevas especies africanas.
[26] Algo más tarde, considerando la riqueza pesquera de la zona y su posible aprovechamiento por el gobierno español, presenta un Informe a la Comisión para la Exploración y Estudio del Noroeste de África, sobre la conveniencia de establecer en los mares canarioafricanos un laboratorio flotante instalado en una embarcación dedicada a la pesca, proyecto novedoso que tampoco llegó a desarrollarse.
[28] Este deseo de llegar al desierto le acompañará siempre y no se verá nunca satisfecho pese a repetidos intentos a lo largo de su vida.
[31] Ya en España continúa su investigación en coleópteros, grupo al que ha dedicado hasta ese momento 28 trabajos y descrito numerosas especies.
de África, en una aguda crítica a la política científica de la Administración: Ese mismo verano vuelve a Marruecos, trasladándose al poco también su familia al completo y estableciendo inicialmente el domicilio familiar en Mogador.
Según sus propias palabras, su estancia en Marruecos a partir de 1909 cumple un doble objetivo: Prosiguen sus estudios y exploraciones por Marruecos a pesar de la grave situación política que se vive en el país.
[35] Al regreso de su prolongada estancia de estudios, la familia se traslada a Tánger debido a los conflictos políticos y disturbios que se suceden en Mogador.
A finales de 1911 colabora en Madrid, en un curso organizado por el MNCN titulado Investigaciones sobre Entomología.
[37] Hasta este momento Escalera ha descrito 164 especies nuevas para la Ciencia.
El autor recoge en ella 2874 especies y subespecies, de los que 256 son taxones nuevos para la Ciencia.
El mismo Escalera lo aclara en 1942: Pero la pasión del viaje le llama de nuevo y en 1918, con el apoyo del Museo, solicita financiación para una expedición a Fernando Poo.
[41] Entretanto, realiza recorridos de prospección y recolección por varias provincias españolas.
Los resultados, aunque irregulares según los materiales,[43] van a enriquecer considerablemente las colecciones de estas tres instituciones.
En su lugar, efectúa entonces numerosos desplazamientos de colecta por territorio peninsular, retomando con entusiasmo la que fuera su afición científica inicial, la exploración bioespeleológica.
Inaugura la serie un trabajo dedicado a una especie de abeja, La anthophora y su casa.
Debido a su nueva situación administrativa en el Museo debe desprenderse de su colección privada, por prohibir el reglamento del centro la existencia de colecciones particulares entre su personal.
Y tras no haber logrado su ida a Rabat, solicita en febrero de 1941 marchar al Sahara Español.
[11] Sus últimos años transcurren en Tánger, con su hija Emma, donde fallece el 9 de agosto.
Aparecen breves notas sobre su muerte en periódicos de la época,[57] incluida una noticia en la revista mexicana Ciencia, creada poco antes por la familia Bolívar, sus amigos, en el exilio.
Pero en ninguna revista científica española se publicó la necrología que le era debida.
Tres años después, en 1952, en el Instituto Español de Entomología se reúnen datos para preparar una nota necrológica y se piden con ese fin a la familia detalles biográficos para su redacción.
Se desconocen los motivos por los que aquella necrología no llegó nunca a publicarse.