Niños expósitos en Guipúzcoa

[6]​ Una explicación a este hecho podía ser que al no existir en la provincia ningún centro de acogida a expósitos hasta 1804[7]​ y estando el más cercano en Pamplona, morían el 90% en el traslado o inmediatamente del ingreso con lo que se podía considerar un infanticidio.

[8]​ La persona que trasladaba los niños a la inclusa de Pamplona lo hacía habitualmente en un cesto y cobraba del municipio de origen llegara el niño vivo o muerto a Pamplona.

[9]​ Hubo un cambio social importante imponiéndose una moral más estricta a partir del siglo XIX lo que hizo disminuir los niños ilegítimos pero aumentó enormemente los abandonados hasta mediados del siglo XX.

[6]​ Muchos niños eran prohijados por las nodrizas pero los niños enfermos o díscolos eran enviados a la Misericordia y terminaban en humildes oficios como el servicio doméstico, servicio militar, etc.[3]​ La Diputación de Guipúzcoa se planteó en 1819 la necesidad de dar un apellido a los niños y desde entonces hasta 1884 se les designó con el topónimo del pueblo de procedencia.

[6]​ En estas casas torno permanecían los niños el menor número de días posible hasta que una nodriza externa remunerada se lo llevaba a su hogar y en muchas ocasiones, a los 7 años optaban por prohijarlo.

[18]​ La figura de la nodriza, o Ama de crianza era importantísima ya que hasta los años cuarenta del siglo XX la leche materna era el único alimento bien asimilado por los recién nacidos utilizándose en su defecto sustitutos que en muchas ocasiones producían graves intolerancias.

Los niños llevaban en muchas ocasiones señales como una cinta atada en algún lugar del cuerpo o una medallita para reconocer el niño cuando lo recuperaran con el tiempo aunque la realidad era que el índice de recuperación era muy bajo, del 4% en el siglo XIX.

En la Casa Cuna de Fraisoro se atendieron 3500 partos y pasaron 12000 niños[29]​ con una mortalidad infantil muy reducida[30]​ obteniendo mucho reconocimiento en su época.

[31]​[32]​ La maternidad estuvo operativa desde 1913 hasta 1960 en que se derivaron los partos al Hospital Provincial de Guipúzcoa.

[36]​ Se presentó en Tabakalera y resalta la incomprensión social que acompañó al abandono.

Así mismo describe algunas medidas de apoyo a madres y niños que tomó la institución como la impulsada por el médico Jesús Alustiza en 1931 que consistía en remunerar a las madres para reconsiderar el abandono.

Los médicos Jesús Alustiza[37]​ y José Antonio Alustiza[38]​, que dirigieron la Casa Cuna durante 63 años, junto con otros pediatras madrileños como Juan Bravo Frías o Juan Antonio Alonso Muñoyerro eran partidarios de formalizar legalmente la identificación del padre para que colaborara económicamente y disminuyera el abandono, pero hubo muchas trabas y no se realizó.

Casa Cuna de Fraisoro en 1929
Casa Cuna de Fraisoro en 1929
El abandono
El abandono
El Médico, las Hermanas, Niños y Madres en Fraisoro hacia 1930