Sus padres fueron Miguel Camino y María Fernández.
Trasladado a Roma, al convento de San Carlo alle Quattro Fontane, estudió en la Pontificia Universidad Gregoriana.
Desempeñó su ministerio como profesor de filosofía en los conventos de la Bien Aparecida y Córdoba.
Trasladado a Alcázar en 1925, fue nombrado director del colegio.
En ella se elevó a los altares a 522 mártires de España del siglo XX.