Le fue dedicado a María Esther Vázquez, que fue una escritora argentina, colaboradora y biógrafa de Borges.
Su tema principal es el de la ceguera, y el cómo ha afectado a la vida artística del autor.
La métrica regular se ve alterada por una variación en la segunda estrofa, donde pasa a la fórmula ABAB.
[4] En la misma conferencia cita las primeras líneas del poema: «Nadie rebaje a lágrima o reproche / esta declaración de la maestría / de Dios, que con magnífica ironía / me dio a la vez los libros y la noche.»[5] Dijo también Borges: «Para la tarea del artista, la ceguera no es del todo una desdicha: puede ser un instrumento... Un escritor, o todo hombre, debe pensar que cuanto le ocurre es un instrumento; todas las cosas le han sido dadas para un fin y esto tiene que ser más fuerte en el caso de un artista...
Groussac fue famoso como crítico despiadado y es citado por Borges en su ensayo Arte de injuriar.
[9][10] En su libro Discusión Borges le dedicó un ensayo y cuando Groussac murió en 1929 escribió una nota necrológica.