La rebelión fue provocada por la deposición británica del Emir de Bussa, Kitoro Gani, y su reemplazo con una administración nativa.
Lugard fue uno de los principales defensores de permitir una autodeterminación limitada a los estados locales, conocida como gobierno indirecto, basada en grupos tribales tradicionales pero dentro del control general británico.
Lugard argumentó que, cuando sea posible, los aristócratas o reyes precoloniales deberían ser retenidos como gobernantes indirectos en el servicio británico para dar mayor legitimidad al sistema.
[3] En Bussa, la Administración quedó bajo el control de Turaki, un exasesor real.
Aunque pequeña, la rebelión causó pánico porque las autoridades británicas tenían pocas tropas.