[2] En aquel momento, la toma de Madrid parecía inminente y, con ella, la victoria definitiva.
[1] La nueva Junta no era un auténtico gobierno sino que parecía más bien un instrumento de apoyo civil a los militares hasta el final de la guerra, que entonces se preveía próximo.
[6] Se estableció en el palacio episcopal que le cedió su titular, Enrique Plá y Deniel.
Sin embargo, la persecución anticatólica desatada en la zona republicana hizo que el apoyo religioso a la rebelión creciera exponencialmente.
Simultáneamente, encargó a Gregorio Modrego que se hiciese cargo de la Vicaría.