Posteriormente fue dedicada a Hans von Bülow, incansable defensor de la producción sinfónica del maestro checo.
[1][2] Esta sinfonía debe su génesis a una serie de acontecimientos fortuitos en la vida del compositor.
A los 32 años su amiga le comunicó que estaba embarazada y ambos se casaron precipitadamente.
Ante las escasas perspectivas económicas, Dvořák hizo lo que haría cualquier compositor sin dinero de hoy en día: solicitó una subvención.
Un efecto secundario inesperado y muy afortunado fue el acuerdo resultante con el editor de Brahms, Fritz Simrock.
Visto el éxito que habían obtenido las obras anteriores, el compositor dio a la imprenta esta sinfonía.
Se caracteriza por su tonalidad pastoral y anticipa así el principio del llamado periodo eslavo de Dvořák.
No obstante, la invención del compositor le otorga un carácter distintivo que perdura en la memoria, sobre todo gracias a su ritmo pegadizo.
En el transcurso del movimiento, el tema se expone con frecuencia en las suaves maderas, lo que subraya el carácter natural y lírico de todo el Allegro.
El maestro checo no debía estar familiarizado con este concierto, ya que el compositor ruso lo había terminado sólo unos meses antes y su estreno en Estados Unidos tuvo lugar después de la finalización de esta sinfonía.
Al final del Andante en la partitura figura la indicación: "Pausa muy breve y sigue recto".
Responde a una forma ternaria de tipo A–B–A que evoca las Danzas eslavas, con su atmósfera jovial y su enardecedora vitalidad.
Allegro molto, está en la menor que luego pasa a fa mayor y el compás es 4/4.
Su inusual cualidad reside en su reticencia a anclarse en la tonalidad fundamental de fa mayor.