Sinfonía n.º 6 (Dvořák)

[1]​[2]​ En esta época Dvořák estaba a punto de cumplir los cuarenta años.

En el ámbito personal acababa de tener a su hija Anna y había consolidado su amistad con Johannes Brahms.

Para corresponder a tanta cortesía, el maestro checo prometió componer una sinfonía para Richter y su orquesta.

[4]​ Eduard Hanslick, crítico musical en Viena en esa época, informó en Neue Freie Presse: "La Rapsodia fue respetuosa pero no calurosamente recibida.

Esperaba que causara un efecto más vivo tras la impresión del ensayo general.

La sinfonía recibe a veces el apodo de "checa" por su inspiración en la música folclórica checa y al director Václav Talich le gustaba llamarla la sinfonía "de Navidad", quizá en referencia al lirismo del movimiento lento.

Richter pospuso el estreno en repetidas ocasiones, alegando enfermedades familiares y una orquesta sobrecargada de trabajo.

[2]​[5]​ La partitura está escrita para una orquesta formada por:[9]​ El flautín sólo se utiliza en el tercer movimiento.

Mientras que la Sinfonía n.º 5 anterior seguía mostrando cierta falta de cohesión estilística, aquí había logrado por fin un estilo impecable en su totalidad.

Dvorák reconoció a Johannes Brahms como modelo en la primera parte de su carrera y en esta sinfonía seguía bajo su hechizo.

Los compases introductorios transportan al oyente directamente a un luminoso y soleado día de verano.

El segundo movimiento, Adagio, está en si bemol mayor, en compás de 2/4 y sigue una forma rondó libre (A-B-A-C-A-B-A).

Tanto la furiant como la dumka, otra forma de danza eslava, son utilizadas frecuentemente por Dvořák en sus composiciones.

Allegro con spirito, retoma la tonalidad inicial, el compás es alla breve y responde a la forma sonata.

Presenta un espectacular desarrollo en la coda, que redondea toda la obra con una alegre sensación de felicidad y satisfacción.

Tras el estreno mundial en Praga, fue muy bien recibida y la orquesta acabó teniendo que repetir el tercer movimiento.

Durante los dos primeros años tras su estreno en Praga, se interpretó en Leipzig, Rostock, Dresde, Colonia, Fráncfort, Vratislava, Viena, Budapest y Nueva York, entre otras.

Dvořák en 1882.
Hans Richter , dedicatario de la pieza, en la década de 1880.
Portada de la Novena de Dvořák (para él n.º 8 ). A la izquierda se ve la lista de sus sinfonías con la numeración sin tener en cuenta la primera perdida.