[a][11] Más tarde se diferenciaron ambos teatrillos, quedando el término retablo para los manuales, mientras los mecánicos empezaron a conocerse como tutilimondi, mondinovi, mundinuevo,[12] y otras variantes,[2] entre las que ha sobrevivido «titirimundi».
[13] La Real Academia Española menciona el término tutilimundi por vez primera en su edición de 1884 (dándolo como sinónimo de "totilimundi", "mundinovi" y "mundonuevo"), aunque no la aceptó como voz hasta 1889.
En 1889 la definición de la Academia incluye un nuevo término: cosmorama,[14] voz que ya figuraba en el Diccionario desde 1869.
La obra, una aguada con tinta parda a pluma, pincel y lápiz negro, titulada Ni bien ni mal: tutili mundi, confirma la afición de Goya a las primitivas tecnologías,[19] como su amigo, el dramaturgo Leandro Fernández de Moratín le comentaba a su prima María en una carta de 1817: "Si te intento explicar cómo funciona la cámara oscura, pierdo el tiempo.
[21] Varios autores mencionan, describen o loan los ingeniosos juguetes óptico-mecánicos desde el siglo XVIII, ayudando a situar este espectáculo popular y callejero en la geografía europea y americana.