Asimismo, diferentes donaciones reales del siglo XI aluden a Troseca, un desaparecido barrio de Ventosa que estaría situado entre las villas de Santa Coloma, Ventosa y Manjarrés.
Posteriormente, a mediados del siglo XVIII, se elaboró el conocido como Catastro de Ensenada.
Durante el siglo XX su población se redujo paulatinamente, acentuándose esta tendencia en su segunda mitad, como puede deducirse de las estadísticas registradas por el INE; este fenómeno fue principalmente debido a la migración de sus habitantes a las ciudades producida por el auge del sector industrial en el país.
La superficie no labrada presenta una vegetación dominada por monte bajo, chaparros y carrascas.
En Navarrete puede accederse a la autopista AP-68, que conecta Bilbao y Zaragoza.
Su principal sector de actividad económica reside en la agricultura, siendo el cereal y viñedo los cultivos mayoritarios.
La actividad ganadera, fue importante durante buena parte de la historia ventosina hasta tiempos recientes, con numerosas familias participando en la cría de ganado porcino y ovino distribuido en pequeños rebaños por lo general, y otras familias dedicadas a su compra-venta como tratantes en otras localidades.
Sin embargo, la migración laboral hacia el sector industrial producida durante el último tercio del siglo XX en España, junto con la obsolescencia de los métodos tradicionales de producción ganadera en comparación con los nuevos métodos intensivos,[18] han relegado al sector ganadero de Ventosa a un segundo plano económico a finales del siglo XX.
En este sentido, el censo agrario de 1999 registra para Ventosa 160 unidades ganaderas en bovino, 96 en ovino y 17 en porcino.
Esta edificación se encuentra ubicada en la cima del cerro que concentra el núcleo urbano de la localidad.
Construida en sillería con planta de cruz latina y cabecera rectangular orientada a levante, alberga una única nave.
Su retablo mayor está compuesto de banco y dos cuerpos distribuidos en cinco calles, se finalizó a principios del siglo XVII.
Fue una obra conjunta del arquitecto Martín de Nalda y del escultor arnedano Antonio de Zárraga, dedicando principalmente el primer cuerpo a San Saturnino y segundo a la Virgen María.
La localidad colabora en su organización repartiendo bebidas isotónicas en el cruce más cercano al trayecto.