[2] El piloto al mando,[2] Yaroslav Kudrinsky (del ruso: «Ярослав Кудринский»), había llevado a sus dos hijos a su primer vuelo internacional y los había ingresado en la cabina de mando mientras estaban en ruta.
Aeroflot permitía a las familias de los pilotos viajar con una tarifa reducida una vez al año.
[2] Con el piloto automático activado, Kudrinsky, contraviniendo la normativa, les ofreció sentarse en los controles.
Primero su hija Yana se sentó en el asiento delantero izquierdo del piloto.
Esto aparentemente pasó desapercibido para los pilotos, quienes habían operado con anterioridad aviones rusos que emitían una señal auditiva de advertencia.
El copiloto y Eldar se las ingeniaron para poner nuevamente el morro del avión hacia abajo, lo que redujo la fuerza G sobre los pilotos y posibilitando al capitán tomar los controles.
Pese a los esfuerzos de ambos pilotos para evitar el accidente, más tarde se concluyó que solamente tenían que haber soltado los mandos y el avión se hubiese encargado de efectuar las acciones necesarias para prevenir su entrada en pérdida, y por tanto salvar el avión.