Alain Resnais

[2]​ Junto a François Truffaut y Jean-Luc Godard, entre otros,[3]​ fue una de las principales figuras de la Nouvelle vague ('Nueva ola')[4]​ del cine francés,[5]​ que revolucionó el concepto del montaje y la fotografía.

[9]​ Fue un ávido lector, desde clásicos hasta cómics, pero a partir de los 10 años se sintió fascinado por el cine.

Como era vecino del actor Gérard Philipe, le convenció para que apareciera en un cortometraje surrealista en 16 mm, Schéma d'une identification (hoy perdido).

[11]​ Un largometraje más ambicioso, Ouvert pour cause d'inventaire, también ha desaparecido sin dejar rastro.

[17]​ Antes de dirigir su primer largometraje, Resnais también había adquirido experiencia en el cine como montador para directores como Paul Paviot, Agnès Varda, François Reichenbach, François Truffaut, Jacques Doniol-Valcroze, William Klein y Nicole Védrés.

Dos años más tarde, Resnais obtuvo un nuevo éxito con El año pasado en Marienbad (L'année derniére à Marienbad), para la que Alain Robbe-Grillet adaptó libérrimamente la nouvelle de ciencia ficción La invención de Morel del argentino Adolfo Bioy Casares.

En 1963, con Muriel —escrita por Jean Cayrol—, retomó los temas de sus películas anteriores pero alterando radicalmente el estilo fílmico.

Producido íntegramente por la Société pour le Lancement des Œuvres Nouvelles (SLON), que Marker creó a ese efecto, el documental marcaría tendencias que la insurrección estudiantil del año siguiente llevaría a la fama.

Tras el fracaso de Te quiero, te quiero, esperará hasta 1974 para rodar una película, Stavisky, sobre la vida de un conocido estafador (Alexandre Stavisky), para la que volvió a contar con Jorge Semprún como guionista.

Cuenta con un elenco internacional de actores entre los que destacan Dirk Bogarde, John Gielgud, Ellen Burstyn y Elaine Stricht.

El primero de ellos fue, aún en 1980, Mi tío de América (Mon oncle d'Amérique), un ensayo en torno a las teorías del filósofo Henri Laborit, sobre el comportamiento animal que yuxtapone a tres relatos ficticios; destaca un por entonces emergente Gérard Depardieu.

Es una fantasía cómica sobre sueños utópicos en tres historias, de tiempos diferentes y narrada con estilos dispares.

En 1997 logró un sorprendente e inesperado éxito internacional con una comedia en clave musical que homenajeaba a los clásicos del género de los años 40 y 50 (On connait la chanson, Conocemos la canción), así con las obras televisivas de Dennis Potter.

En 2006 dirige Coeurs, probablemente una de sus mejores y más difíciles obras, muy valorada por publicaciones como Cahiers du cinema.