Destacándose tanto en geometría (recuérdese el famoso teorema de Pitágoras que permite resolver los triángulos rectángulos) como en aritmética, los números y las líneas ocuparon un lugar muy importante en sus especulaciones.
El dios griego de la medicina era Asclepio y Apolo, y en sus templos la gente enferma les ofrecía sacrificios, pasando allí la noche con la esperanza de que al amanecer ya se hubiesen curado.
Incluso consideraban degradante para el filósofo de la época sugerir que las conclusiones obtenidas en un proceso mental lógico necesitaban ser confirmadas por la comprobación experimental.
Esta manera de ver las cosas no variaría sustancialmente hasta mediados del siglo XVII, cuando gracias a figuras como Francis Bacon y René Descartes, los fundamentos experimentales, que son la base de la ciencia, llegan a ser filosóficamente respetables.
Todos los registros que quedan de las matemáticas pre-helenísticas muestran el uso del razonamiento inductivo, esto es, repetidas observaciones usadas para establecer reglas generales.
Los griegos usaron la lógica para deducir conclusiones, o teoremas, a partir de definiciones y axiomas.
Aunque el alcance de su influencia puede ser discutido, fueron inspiradas probablemente por las matemáticas egipcias, mesopotámicas e indias.
Según la leyenda, Pitágoras viajó a Egipto para aprender matemáticas, geometría y astronomía de los sacerdotes egipcios.
[14] En los Elementos se abordan todos los problemas fundamentales de la matemática, aunque siempre bajo un lenguaje geométrico.
El primero se encargó, sobre todo, de curar a Menelao,[17] herido por una flecha.
Comenzó por examinar (griego antiguo ἰδεῖν/ideĩn, literalmente «ver») al enfermo y después de retirar la flecha, desvistió al herido, succionó la sangre de la herida y le aplicó medicamentos(φάρμακα/phármaka); los cuales no se precisan, excepto que le fueron ofrecidos por el centauro Quirón a Asclepio, quien se los entregó a Macaón.
La medicina era ya reconocida como un arte en parte: «Un médico, por sí mismo, vale como muchos panes»,[18] declara Idomeneo a propósito de Macaón, fórmula que se convertiría en proverbial.
Sin embargo, los filósofos denominados presocráticos fueron los primeros en preguntarse sobre los fenómenos naturales, por lo que fueron llamados φυσιολογοι (physiologoi, "fisiólogos") por Aristóteles, porque tenían un discurso racional sobre la naturaleza, investigaban sobre las causas naturales de los fenómenos, que llegaron a ser los primeros objetos del método.
Si Heráclito tiene una opinión opuesta en lo concerniente al movimiento, comparte la idea de que los sentidos son engañosos.
Es sobre todo con Aristóteles, que funda la física y la zoología, cuando la ciencia adquiere un método, basado en la deducción.
Siguiendo a Eudoxo de Cnidos, imagina un sistema geocéntrico y considera que el cosmos es finito.
Determina, por otra parte, que el vivo está ordenado según una cadena jerarquizada, pero su teoría es sobre todo fijista.
Hiparco redacta también un tratado en 12 libros sobre el cálculo de los órdenes (denominados hoy en día trigonometría).
El conjunto se revelaría ampliamente funcional, permitiendo por ejemplo calcular por primera vez los eclipses lunares y solares.