Conversión de Recaredo

Con la conversión se puso fin a la división entre los gobernantes godos arrianos y sus súbditos hispanorromanos –y galorromanos de la Septimania- católicos.

En 506 permitieron la celebración en la Galia del Concilio de Agde y en Hispania el II Concilio de Toledo al año siguiente –"en Agde, los obispos... hicieron constar en las actas de la reunión que se habían reunido con autorización del rey Alarico y pedían a Dios por su reino y por que le fuera concedida larga vida.

[6]​ Dado que el conflicto se había planteado en términos religiosos y antes de emprender ninguna acción militar, Leovigildo se propuso alcanzar la unidad religiosa de todos sus súbditos en torno a la iglesia cristiana arriana.

[13]​ Ni siquiera mencionan su conversión al catolicismo, y tampoco que Leovigildo hubiera ordenado su muerte.

[16]​ Según el relato del papa Gregorio Magno, el rey Leovigildo al final de su reinado se habría convertido al catolicismo y en su lecho de muerte dejó encargado a Leandro, obispo de Sevilla, para que convirtiera a su hijo Recaredo, como ya había hecho con Hermenegildo.

[18]​ Salvo esta referencia, se desconocen las razones personales que indujeron a Recaredo al cambio de fe.

El debate efectivamente tuvo lugar poco después y al final del mismo Recaredo se dirigió a los obispos arrianos señalando que ningún milagro de curación había sido realizado por los arrianos –recordó que un obispo arriano en tiempos de su padre fracasó en su intento de curar a un ciego-.

[20]​ En cuanto los obispos se reunieron en Toledo el rey les comunicó que había levantando la prohibición de celebrar sínodos y a continuación los prelados se retiraron a ayunar durante tres días.

Asimismo subrayaba que él había traído al catolicismo a los godos y a los suevos y que ambas "naciones" necesitaban ahora la enseñanza de la verdadera fe por parte de la Iglesia.

Se aprobó que los sínodos provinciales supervisaran anualmente a los jueces locales (iudices locorum) y a los agentes de las propiedades del Tesoro (actores fiscalium patrimoniorum), además de transmitir al rey las quejas que sobre ellos tuvieran.

Todo esto constituía una novedad pues se implicaba a los obispos en la imposición del cumplimiento de las leyes seculares.

En la Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium se dice:[24]​ El objetivo de los conspiradores según otras fuentes era asesinar a Masona, obispo católico de Mérida, y en última instancia derrocar al rey Recaredo.

En cuanto a Sunna el rey le ofreció perdonarle si se convertía al catolicismo, pero éste rehusó, por lo que fue desterrado de Hispania y marchó a Mauritania donde realizó numerosas conversiones al cristianismo arriano.

Estuvo encabezada por dos comes civitatis, llamados Granista y Wildigerno, y por el obispo Athaloc, quienes se propusieron destronar a Recaredo, para lo que buscaron la ayuda del rey franco Gontrán I.

[27]​ Después del III Concilio de Toledo, hubo una tercera conspiración, que de nuevo se proponía derrocar a Recaredo, aunque no está claro si se quería restaurar el cristianismo arriano.

Thompson, Recaredo "trató de aproximar las dos nacionalidades [goda e hispanorromana] que vivían juntas" porque "además de la unificación religiosa, introdujo también un nuevo principio jurídico; pues sus tres cuerpos de leyes intentaban obligar tanto a godos como a romanos; hasta el momento, los godos habían vivido bajo el derecho godo y los romanos bajo el romano, tal como había sido establecido en el Breviario de Alarico, y cada nacionalidad poseía sus propios jueces".

"Ahora, la conversión oficial de Recaredo en el III Concilio de Toledo permitió que la monarquía visigoda desplazara a los emperadores en sus tradicionales funciones religiosas y que la Iglesia hispánica reconociera al monarca visigodo como su protector natural".

Thompson, después de su reinado "ya no oímos hablar más del arrianismo en España".

[34]​ Según el historiador Raúl González Salinero, con la conversión al catolicismo surge una verdadera societas fidelium Christi, es decir, "un cuerpo unitario de súbditos vinculados por una fe común".

[29]​ Así lo expresaba poco después Julián de Toledo refiriéndose al rey Ervigio:[29]​ Además, según E.A.

Thompson, "la victoria del catolicismo constituyó en cierto sentido una derrota para el elemento visigodo de la población española".

"Conversión de Recaredo" de Muñoz Degrain (1888).
"Muerte de San Hermenegildo ". Cuadro de Alonso Vázquez (1602).
"III Concilio de Toledo" de José Martí y Monsó (1862).
Fíbula aquiliforme visigótica de Alovera hecha en bronce y pasta vítrea del siglo VI, procedente de Alovera ( Guadalajara ). Realizada mediante la técnica del alveolado o tabicado ( cloisonné ). Museo Arqueológico Nacional de España .