La cuenca minera palentina es un área carbonífera española situada en la vertiente meridional de la cordillera Cantábrica.
Durante los noventa se fueron cerrando paulatinamente todas las explotaciones mineras, hasta quedar reducidas a dos minas subterráneas en Velilla del Río Carrión y dos a cielo abierto en los municipios de Guardo y Castrejón de la Peña.
Más al norte, hay otro núcleo en torno a La Pernía y San Salvador de Cantamuda.
[10] Los sedimentos carboníferos de la cuenca palentina pertenecen a cuatro períodos secuenciales marcados por las sucesivas fases tectónicas: Westfaliense, Estefaniense y Pre-Pérmico Inferior.
[16] La hulla es una roca sedimentaria orgánica, un tipo de carbón mineral formado mediante la compresión del lignito.
[22][3] La primera empresa en llevar a cabo una explotación industrial de las minas fue la Compañía Collantes Hermanos, constituida para tal fin, y que adquirió varias concesiones en la zona en 1846.
[6] En 1856, esta sociedad vendió sus explotaciones al Crédito Mobiliario Español, que llevaría a cabo la extracción y distribución del mineral.
[24] En aquella época, ésta se realizaba mediante el transporte en carretas de tracción animal hasta Alar del Rey, desde donde se transportaba en barcazas a través del Canal de Castilla hasta Valladolid, lugar desde el que era distribuido.
Así, su actividad no se puede considerar productiva hasta 1895, con extracciones llevadas a cabo por la empresa bilbaína Sociedad Euskaro-Castellana en la zona de Guardo.
Este combustible llegaba a los puertos vizcaínos por vía marítima, procedente de Asturias e Inglaterra.
[31] Este hecho provocaba que la importancia porcentual del combustible en el coste de producción del lingote de hierro en Vizcaya doblase e incluso triplicase lo que representaba en otras zonas siderúrgicas como Pittsburgh, Loira o Westfalia.
[33] El elegido fue el ferrocarril, que tras la Revolución Industrial se había convertido en el transporte terrestre más ventajoso.
Los proyectos para resolver este problema de comunicaciones fueron varios durante el final del siglo XIX.
Posteriormente se añadirían dos ramales que enlazaron con las ciudades de León y Bilbao.
[41] Las condiciones de trabajo en las minas a principios del siglo XX han sido definidas por los historiadores como lamentables.
[57] Según el historiador Pablo García Colmenares, «la comunidad minera se vería obligada a soportar, hasta los años sesenta, la nueva situación de sometimiento y control».
[57] La autarquía instaurada por el régimen franquista, forzada por el aislamiento internacional a que fue sometido en sus primeros años, recurrió al carbón como principal fuente de energía, por lo que la cuenca se vio muy favorecida, experimentando un importante progreso durante la década de 1950.
En Guardo los mineros cortaron los accesos por carretera y la entrada del ferrocarril en la térmica de Velilla, produciéndose enfrentamientos con los efectivos antidisturbios enviados a la zona.
[66] Bergel se declaró en quiebra en junio de 1990, desapareciendo las tres explotaciones palentinas y despidiendo a sus 328 empleados.
A los cierres del Grupo Bergel se sumaron Antracitas Valdehaya en Guardo y Minera Palentina en Lores.
En esta época comienza también la explotación a cielo abierto de reservas carboníferas en Guardo y Velilla del Río Carrión.
[72] En esa época, se empleaban en la cuenca 635 obreros, y su producción total era de 520 000 t[Nota 2] anuales.
En Velilla del Río Carrión, cesó en 2007 los trabajos en "El Abuelo", concentrando la actividad en el pozo Las Cuevas, situado junto al límite con la provincia de León.
[4] El futuro de la actividad quedó en el aire cuando la Unión Europea propuso mantener las ayudas públicas al sector hasta 2014, a condición de que ese año cerrasen todas las explotaciones deficitarias, entre las que están incluidas todas las existentes en Asturias, León y Palencia.
[78] Ante esta perspectiva, el 2 de septiembre 52 mineros iniciaron un encierro en el interior del pozo Las Cuevas, demandando una solución para su situación.
[100] Este estudio hace hincapié en la importancia del hecho de que la silicosis sea la enfermedad respiratoria más frecuente en toda la provincia.
Este paisaje, sumado a la presencia de bocaminas e instalaciones ferroviarias, se ha convertido en habitual en los lugares donde existían explotaciones mineras, y en los últimos años las instituciones han intentado convertirlo en un recurso turístico a través del Plan Nacional de Patrimonio Industrial, aunque sus intervenciones han sido mínimas.
[102] Una de las actividades mineras que más impacto ambiental produce son las explotaciones a cielo abierto.
[104] La Plataforma Antidesmontes local se movilizó advirtiendo de su desconfianza ante la propuesta y el pleno del ayuntamiento decidió por unanimidad rechazar la oferta,[105] además de declarar protegido todo el monte público del municipio para evitar futuros desmontes.
En el siguiente cuadro se puede comprobar la evolución de la población en los principales municipios desde el año 1837 hasta 2009.