Arquidiócesis de Mesina-Lípari-Santa Lucía del Mela

Otra inscripción daría testimonio de una importante presencia cristiana ya a finales del siglo IV.

El primer obispo documentado históricamente es Augusto, presente en dos sínodos romanos en 501 y 502 convocados por el papa Símaco.

Además, un sello episcopal ha devuelto el nombre del obispo Leonzio, que vivió entre los siglos IX y X.

[10]​ El archipiélago de las Eolias fue sometido por los árabes musulmanes en el siglo VIII y la vida cristiana solo se retomó hasta el siglo XI, cuando el conde normando Roger, luego de haber conquistados las islas, fundó en Lípari, entre 1072 y 1081, una abadía benedictina, intitulada a san Bartolomé apóstol.

Con otra bula, el mismo papa tuvo que determinar las posesiones de cada uno, sobre las cuales los dos prelados habían encontrado motivo para pelearse.

Este «acontecimiento tuvo consecuencias gravísimas en toda Sicilia y provocó también el exilio de algunos obispos sicilianos.

[nota 3]​ En 1206 se erigió la parroquia de Santa Lucía in plana Milacii,[nota 4]​ gracias al interés del emperador Federico II, que había hecho del lugar su lugar de veraneo y había erigido allí una capilla real.

Desde que los obispos de Lípari y Patti reivindicaron sus derechos sobre el territorio parroquial, primero en 1228 y luego definitivamente en 1248 el soberano confirmó la independencia eclesiástica de Santa Lucía, en virtud de las prerrogativas que derivaban del privilegio que el papa Urbano II había concedido en 1098 al Conde Roger y conocido como Apostolica Legazia di Sicilia.

Estas prerrogativas dieron al titular de Santa Lucía el derecho a sentarse en el parlamento siciliano.

Según Pirri[17]​ Simone Rao Grimaldi (1602-1616) fue el primer parochus et prelatus ordinarius en establecerse en Santa Lucía; inició la construcción del palacio episcopal y la reconstrucción de la antigua iglesia prelaticia que había sido encargada por el conde Roger en 1094, obras que fueron terminadas por su sucesor, el beato Antonio Franco (1616-1626).

En esta ocasión también se establecieron los límites de la prelatura, que comprendía un pequeño territorio formado por las actuales comunas de Santa Lucía del Mela, San Filippo del Mela, Pace del Mela, Gualtieri Sicaminò y respectivamente las fracciones de San Giovanni, Archi, Cattafi, Corriolo, Olivarella, Giammoro y Soccorso.

De hecho, después del traslado de Gaetano Blandini a Agrigento, la prelatura permaneció mucho tiempo sin pastores debido al fracaso del gobierno italiano en conceder el exequatur a los obispos nombrados por la Santa Sede, Gerbino, Fiorenza y Di Giovanni.

Posteriormente, hubo desacuerdos con la arquidiócesis de Mesina que surgieron debido a las dificultades para identificar y delimitar el territorio propio del archimandritato.

Sin embargo, sólo hay noticias documentadas históricamente a partir del siglo V: el primer obispo conocido es Eucarpo I presente en el sínodo romano de 502.

En los concilios ecuménicos celebrados en Oriente estuvieron presentes otros obispos de Mesina: Benedicto, Gaudioso y Gregorio.

[22]​ Las buenas relaciones iniciales entre los soberanos normandos y la Santa Sede se deterioraron cuando Roger II reconoció al antipapa Anacleto II (1130), quien erigió a Mesina en sede metropolitana mediante la bula Piae postulatio voluntatis.

Durante los siglos XIV y XV hubo muchos casos de conflicto entre el cabildo catedralicio y la Santa Sede, que en varias ocasiones se negó a aprobar los nombramientos de arzobispos, dejando así la sede vacante durante varios años.

Los arzobispos Giovanni Retana y Antonio Lombardo construyeron e inauguraron el seminario arzobispal.

[22]​ Además, en 1883 el papa León XIII unió aeque principaliter al archimandritato del Santísimo Salvador, que había estado vacante durante cincuenta años, a la arquidiócesis de Mesina.

Desde este momento las tres sedes quedaron unidas in persona episcopi, es decir, gobernadas por un solo obispo.

Además, se estableció que el arzobispo pro tempore también ostenta el título de archimandrita del Santísimo Salvador.

En el territorio arquidiocesano están presentes los siguientes institutos religiosos y sociedades masculinos: camilianos, carmelitas, dominicos, hermanos maristas, franciscanos observantes, capuchinos, franciscanos conventuales, jesuitas, mínimos, combonianos, misioneros del Espíritu Santo, misioneros de la Preciosísima Sangre, oblatos de María Inmaculada, siervos de la Caridad, orionistas, rogacionistas, salesianos, franciscanos regulares y venturinos.

Concatedral de San Bartolomé, en Lípari
Concatedral de Santa María Asunta, en Santa Lucía del Mela
Concatedral basílica archimandrital del Santísimo Salvador, en Mesina
Basílica de San Nicolás de Bari, en Taormina
Basílica de María Santísima Asunta al Cielo, en Montalbano Elicona
El cardenal Antonio Cerdá y Lloscos , trinitario fue arzobispo de Mesina del 1448 al 1449
El cardenal Giuliano della Rovere, más tarde papa Julio II , fue administrador apostólico de Mesina de 1473 al 1474.
Gaspar Cervantes de Gaeta ocupó la sede de Mesina de 1561 a 1564
Luigi Natoli gobernó la sede de Mesina de 1867 a 1875
El carmelita Pedro Tomás gobernó la iglesia de Lípari de 1354 a 1359. Hoy es venerado como santo en la Iglesia católica
Antonio Franco fue prelado de Santa Lucía del Mela de 1616 a 1626. Hoy es venerado como beato en la Iglesia católica
Bajo el gobierno de Ignazio Cannavò, las jurisdicciones de Mesina, Lípari, Santa Lucía del Mela y Santísimo Salvador fueron unidas In persona episcopi . En 1986 se dio la unión plena de las tres primeras con el nombre de arquidiócesis de Mesina-Lípari-Santa Lucía del Mela. El arzobispo ostenta igualmente el título de archimandrita del Santísimo Salvador
Calogero La Piana, arzobispo de Mesina-Lipari-Santa Lucía del Mela de 2006 a 2015