Filosofía del lenguaje ordinario

«Tales usos 'filosóficos' del lenguaje, desde esta perspectiva, crean los problemas filosóficos mismos que deberían resolver».

[3]​ En sus etapas más tempranas, contemporáneos de Wittgenstein en la Universidad de Cambridge, tales como Norman Malcolm, Alice Ambrose, Friedrich Waismann, Oets Kolk Bouwsma o Morris Lazerowitz, empezaron a desarrollar ideas reconocibles como «filosofía del lenguaje ordinario».

En este grupo de Oxford se incluye también a H. L. A. Hart, Geoffrey Warnock, J. O. Urmson y P. F. Strawson.

En la actualidad, Alice Crary, Nancy Bauer, Sandra Laugier, así como teóricos literarios como Toril Moi, Rita Felski o Shoshana Felman han adoptado las enseñanzas de Cavell en particular, generando un resurgimiento del interés en la filosofía del lenguaje ordinario.

[5]​ Los rompecabezas filosóficos son creados por una inclinación a afirmar algo absurdamente en desacuerdo con el sentido común por lo que parecen razones convincentes (p.

La controversia empieza realmente cuando filósofos del lenguaje ordinario aplican la misma tendencia niveladora a preguntas tales como ¿Qué es la Verdad?

En cambio, se debe examinar las diferentes maneras en que las palabras «verdad» o «conciencia» funcionan realmente en el lenguaje ordinario.

A menudo se señala que G. E. Moore ejerció una gran influencia en el desarrollo temprano de la filosofía del lenguaje ordinario (aunque él mismo no fuera un filósofo del lenguaje ordinario), en la medida en que inició un enfoque y un interés en las opiniones de «sentido común» sobre la realidad.

[11]​Pues también estos hombres nos han dejado, no descubrimientos positivos, sino problemas cuya solución está aún por buscarse.

Perdieron mucho tiempo en nimiedades sobre palabras y en argumentaciones sofísticas; todo ese tipo de cosas ejercitan el ingenio inútilmente.

¿Por qué, por favor, hacéis distinción entre palabras similares, cuando nadie se deja engañar por ellas excepto durante la discusión?

Son las cosas las que nos extravían: es entre las cosas entre las que hay que discriminar.Uno de los críticos más fervientes de la filosofía del lenguaje ordinario ha sido Ernest Gellner, estudiante de Oxford (y posteriormente filósofo), según el cual:[12]​ Gellner criticó la filosofía del lenguaje ordinario en su libro Words and Things (Palabras y cosas) publicado en 1959.