Fraude en el vino

En la Alemania medieval, la pena por vender vino fraudulento iba desde el marcado a la muerte en la horca, pasando por las palizas.

Autores como Joseph Addison escribieron sobre esta «fraternidad de operadores químicos» (sic) que usaba manzanas para hacer champán y endrinas para preparar burdeos, vendiéndolos fraudulentamente en el mercado.

[1]​ A principios del siglo XIX, varios autores europeos escribieron sobre el riesgo y la abundancia de fraudes.

Finalmente la preocupación sobre el fraude en el vino creció lo suficiente como para que se tomaran medidas contra la adulteración y falsificación del vino, que incluyeron la Ley de Adulteración de Comida y Bebida dictada en 1860 por el Parlamento Británico.

El gobierno francés fue el primero en definir legalmente el vino como el producto del zumo de uva fermentado en 1889, seguido por el alemán en 1892 (ampliado luego en 1909) y el italiano en 1904.

[1]​ Estos ladrillos venían con una útil etiqueta de aviso avisando a los usuarios que no mezclaran los contenidos del ladrillo, levadura, agua y azúcar en una olla y la dejaran reposar siete día, o «se obtendría una bebida alcohólica ilegal».

EL primer y primitivo «vino natural» o «auténtico» fue probablemente el resultado de olvidar uvas machacadas en un recipiente cerrado.

Este proceso de fortificación daba al vino estabilidad química para los viajes largos por mar, y cuando se añadía durante la fermentación dejaba al vino con un equilibrio entre azúcar residual y contenido alcohólico que le daba un sabor único.

[6]​ El agua tiene una larga historia de uso para diluir el vino y hacerlo más agradable al paladar.

[7]​ Actualmente se usa agua para ayudar a equilibrar uvas extremadamente maduras que tendrían una alta concentración de azúcares y compuestos fenólicos.

Este creciente énfasis en la maduración ha provocado que se produzcan vinos con graduación alcohólica más alta (a menudo por encima del 15%).

En muchos países, estos altos niveles hacen que el vino se vea gravado por impuestos y tasas más altas.

[6]​ El acto deliberado de diluir un vino con agua para pagar impuestos más bajos es ilegal en varios países.

Los productores que fraudulentamente usan uvas de regiones diferentes a las indicadas en sus etiquetas pueden ser perseguidos por las autoridades.

En 2000, las autoridades italianas descubrieron una bodega con casi 20.000 botellas de falso «Super Toscana» Sassicaia del 1995 y arrestaron a varias personas.

[2]​ Algunas manipulaciones y adulteraciones del vino han pasado por etapas en las que se consideraban fraudulentas para luego ser aceptadas como habituales.

El color oscuro de un vino se relaciona a menudo con una mayor calidad del mismo, por lo que mezclar una variedad de color más oscuro (o un teinturier) a un vino más claro puede mejorar su posición en el mercado.

La compañía Les Vins Georges Duboeuf fue condenada en 2005 por mezclar ilegalmente vino de peor calidad con reservas.

Afortunadamente, la cantidad añadida no fue lo suficientemente elevada como para resultar venenosa, excepto en el caso de un consumo excesivo (habrían sido necesarias unos 28 botellas al día durante unas dos semanas para ingerir una dosis letal).

En 1986 murieron 23 personas en Italia cuando un productor añadió metanol tóxico a su vino para incrementar el contenido alcohólico.

Durante la época clásica el vino se adulteraba y falsificaba con tanta frecuencia que Plinio el Viejo se quejó de que ni siquiera la nobleza podía asegurar que su vino era genuino.
La costumbre de añadir licores de uva al vino fue considerada manipuladora y fraudulenta, pero actualmente está aceptada en la producción de todos los vinos fortificados , como el oporto .
Varios países europeos desarrollaron sistemas de denominaciones, con sus propias etiquetas y sellos únicos, para intentar combatir el fraude en el etiquetado que ocultaba el auténtico origen de los vinos.
Los rumores de que uvas diferentes a la Sangiovese (en la imagen) estaban usándose para producir Brunello di Montalcino provocaron una investigación sobre el posible fraude.
Un tipo de fraude peligroso es el empleo de sustancias tóxicas en la producción del vino. Los antiguos romanos solían mezclar plomo en sus vinos para darles dulzor.