Hebreos 5

[1]​[2]​ Este capítulo contiene la exposición sobre Cristo misericordioso y los Sumos Sacerdotes, seguida de una exhortación para desafiar a los lectores más allá del catecismo elemental.

Las palabras del versículo 1 constituyen una definición, breve y exacta, de lo que es todo sacerdote.

Como Sumo Sacerdote, intercedió por la humanidad con una oración profunda y sincera, reflejada en su agonía en el huerto de Getsemaní.

En ese momento, ofreció su vida como sacrificio redentor, mostrando una obediencia perfecta a la voluntad del Padre al aceptar la cruz.

Así, su muerte se convirtió en la fuente de salvación eterna para todos los que le obedecen (v.

9)[17]​ El Catecismo de la Iglesia Católica, comentando la séptima petición del Padrenuestro, cita el versículo 8 y añade:

Esta parte da advertencias a los lectores en preparación para los serios argumentos de capítulos 7- 10, porque la enseñanza posterior sobre la obra sumosacerdotal de Cristo no será comprendida ni aplicada por aquellos que son lentos para aprender o siguen evitando el alimento sólido, poco dispuestos a estudiar las implicaciones más profundas de la fe, y si es así, nunca podrán ser cristianos maduros.

La exhortación no es solo un llamado al aprendizaje básico, sino una invitación a crecer hacia la madurez espiritual.

Epístola a los Hebreos 2:14-5:5; 10:8-22; 10:29-11:13; 11:28-12:17 en Papiro 13 (225-250 d.C.).